El joven teniente fascista que fusiló a un partisano

Giorgio Albertazzi, protagonista excepcional de la obra de Scaparro en Villa Adriana, ha tenido que afrontar su difícil papel en el momento más dramático de su vida, al haber salido a la luz que a los 19 años, cuando era entonces el jovencísimo teniente Albertazzi, fascista, dirigió en el pueblo de Sestimo el pelotón que fusiló al joven partisano de 20 años Ferruccio Manini.

Albertazzi había negado siempre el caso. Después, en los días pasados, salieron a la luz los documentos oficiales del proceso, en el que fue, sin embargo, absuelto por haber considerado el tribunal que había act...

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Giorgio Albertazzi, protagonista excepcional de la obra de Scaparro en Villa Adriana, ha tenido que afrontar su difícil papel en el momento más dramático de su vida, al haber salido a la luz que a los 19 años, cuando era entonces el jovencísimo teniente Albertazzi, fascista, dirigió en el pueblo de Sestimo el pelotón que fusiló al joven partisano de 20 años Ferruccio Manini.

Albertazzi había negado siempre el caso. Después, en los días pasados, salieron a la luz los documentos oficiales del proceso, en el que fue, sin embargo, absuelto por haber considerado el tribunal que había actuado en estado de necesidad al haber sido amenazado de muerte.

Los habitantes del pueblo de Sestimo piden que les pida perdón. Y Albertazzi lo ha hecho. En la obra teatral, el actor recita como ensimismado en su historia personal cuando dice por boca de Adriano: "Soy un hombre capaz de delitos, pero no cargado de delitos. Hay una gran diferencia". Y cuenta de Adriano que "no renegaba lo que hizo en juventud".

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Pero, como escribió ayer la Prensa, "el público, como en un gesto de perdón de una culpa de juventud de hace 45 años, tuvo sólo aplausos para el gran actor". Albertazzi, en el restaurante de la villa, confesó a los periodistas: "Scaparro, con su humanidad, me ha dado esta oportunidad para salvarme".

En un momento de la recitación, Albertazzi dice de Adriano: "Si todo es un pozo de iniquidad, también la virtud es inicua". "En realidad", ha dicho, "no me interesa excesivamente este éxito, porque me siento aún como un hombre que camina muerto".

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