Un palacio de Comillas, obra de Gaudí, convertido en restaurante

El Capricho, palacio construido hace 104 años en Comillas (Cantabria), según proyecto del arquitecto catalán Antoni Gaudí, abrió la semana pasada sus puertas transformado en restaurante, tal y como hace un año había previsto su propietario, el industrial Antonio Díez Carmona. Antonio Díez Wolrath, padre del dueño del palacio, compró El Capricho en 1976 a Pilar Güell y Martos, condesa de Montagut, por 16 millones de pesetas.

Díez Wolrath encomendó a principios de 1987 la venta del palacio a la firma británica Sotheby's. Nadie puso sobre la mesa los 50 millones de pesetas requeridos por e...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El Capricho, palacio construido hace 104 años en Comillas (Cantabria), según proyecto del arquitecto catalán Antoni Gaudí, abrió la semana pasada sus puertas transformado en restaurante, tal y como hace un año había previsto su propietario, el industrial Antonio Díez Carmona. Antonio Díez Wolrath, padre del dueño del palacio, compró El Capricho en 1976 a Pilar Güell y Martos, condesa de Montagut, por 16 millones de pesetas.

Díez Wolrath encomendó a principios de 1987 la venta del palacio a la firma británica Sotheby's. Nadie puso sobre la mesa los 50 millones de pesetas requeridos por el dueño. Con los parabienes de la Diputación Regional, su hijo optó por convertir el palacio en restaurante.El Capricho fue declarado monumento histórico-artístico en 1969 y durante años miles de visitantes admiraron el exterior de esta construcción,- vestigio de la primera época profesional de Gaudí. El arquitecto catalán no llegó a visitar las obras del edificio. 104 años después, los restauradores han situado en la finca una estatua en bronce de Gaudí.

El palacio estaba muy dañado por los efectos de la erosión. Los trabajos de rehabilitación y readaptación del edificio han costado unos 100 millones de pesetas.

La Diputación Regional de Cantabria pretendió comprar el edificio y la Generalitat de Cataluña pareció decidida a acometer la restauración a condición de que pasara a propiedad pública. La carencia de los planos y la necesidad de respetar el monumento, obligaron a sus restauradores a viajar por toda España.

El restaurante dispone de 10 comedores que pueden acoger a 300 comensales en total. Los comedores están situados en los sótanos y en la planta principal.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En