Espías y estraperlistas

El KGB orienta su actividad sobre todo hacia el extranjero, pero tiene también una dimensión interna, que ha sido reducida en los últimos años. En el ministerio del Interior de la URSS se quejan cada vez más de la dificultad para reclutar agentes, que cobran un sueldo de 160 rublos al mes, de la fuga de personal hacia las cooperativas y la falta de medios. Los altos mandos policiales insisten cada vez más en que no pueden hacer frente sólo al crimen organizado.El investigador de la fiscalía de la URSS, VIadimir Oleinik, atribuye el mérito en el descubrimiento de mafias, entre ellas la u...

El KGB orienta su actividad sobre todo hacia el extranjero, pero tiene también una dimensión interna, que ha sido reducida en los últimos años. En el ministerio del Interior de la URSS se quejan cada vez más de la dificultad para reclutar agentes, que cobran un sueldo de 160 rublos al mes, de la fuga de personal hacia las cooperativas y la falta de medios. Los altos mandos policiales insisten cada vez más en que no pueden hacer frente sólo al crimen organizado.El investigador de la fiscalía de la URSS, VIadimir Oleinik, atribuye el mérito en el descubrimiento de mafias, entre ellas la uzbeka, al KGB casi exclusivamente. El comité, señalaba Oleinik, redujo su participación en las investigaciones internas para dedicarse a "sus espías". "Mil espías no pueden causar al Estado tanto daño como nuestros paisanos estraperlistas", escribía en Ogoniok.

El peso del KGB en la política interna era revelada por Vladimir Semichastni, presidente del KGB en 1964, cuando fue defenestrado Nikita Jruschov. Los conspiradores "comprendieron", dice Semichastni, que no se podía empezar nada sin el KG13. Una semana antes del pleno que destituyó a Jruschov, hubo un diálogo con el entonces jefe de Gobierno, Kosiguin. "¿Con quién está el KGB?", fue, según Semichastni, la primera pregunta que hizo Kosiguin.