Las 85 ovejas perdidas

El Supremo acuerda que se indemnice a un ganadero por un error judicial

César Salvador Viejo, de 60 años, vecino de Cerecinos del Carrizal (Zamora), perdió 85 ovejas por un error en una subasta, al sustituir la cifra 15 por 100. Tres años después, Salvador ha logrado que el Tribunal Supremo reconozca su derecho a una indemnización del Estado por error judicial. Los abogados de Salvador piden al Ministerio de Justicia más de seis millones de pesetas, mientras el afectado calcula la pérdida en casi el doble.

La tranquilidad de Cerecinos del Carrizal se vio alterada hace unos años cuando, sin que se sepa muy bien cómo ocurrió, 15 ovejas con cuyo importe de...

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César Salvador Viejo, de 60 años, vecino de Cerecinos del Carrizal (Zamora), perdió 85 ovejas por un error en una subasta, al sustituir la cifra 15 por 100. Tres años después, Salvador ha logrado que el Tribunal Supremo reconozca su derecho a una indemnización del Estado por error judicial. Los abogados de Salvador piden al Ministerio de Justicia más de seis millones de pesetas, mientras el afectado calcula la pérdida en casi el doble.

La tranquilidad de Cerecinos del Carrizal se vio alterada hace unos años cuando, sin que se sepa muy bien cómo ocurrió, 15 ovejas con cuyo importe debía satisfacerse la deuda de un vecino, se convirtieron en 100. Los 85 animales de diferencia dieron origen a una larga lucha jurídica del perjudicado, hasta que la Sala Primera de lo Civil del Tribunal Supremo, en una sentencia de 19 de mayo último de la que ha sido ponente el magistrado Pedro González Poveda, ha reconocido el error judicial y el derecho a indemnización.Todo empezó cuando César Salvador Viejo compró una partida de ovejas y dejó a deber a Aureliano Belve Santiago parte de su importe, para lo que el 29 de octubre de 1982 aceptó una letra de cambio por 83.000 pesetas. Ante el impago de la letra, se inició un juicio ejecutivo y el Juzgado de Primera Instancia número 1 de Zamora dictó sentencia el 16 de noviembre de 1983, tras embargar 15 ovejas de Salvador, tasadas en 100.000 pesetas. Sin embargo, en los anuncios de subasta publicados en el Boletín Oficial de la Provincia figuraba que las ovejas a subastar eran 100, adjudicadas el 21 de octubre de 1986 por 113.000 pesetas a Benjamín Fernández Fernández.

César Salvador y su familia intentaron que el adjudicatario no se llevara las 85 ovejas de más, y después iniciaron un pleito para resarcirse de lo que consideraban una expropiación. El fiscal y el letrado del Estado se opusieron a la demanda, defendida por los letrados José María Mohedano y Francisca Cobos, que solicitarán del Ministerio de Justicia una indemnización de unos seis millones de pesetas, consecuencia de sumar a los más de dos millones de pesetas que valían las 85 ovejas hace tres años, el importe de tres años de producción.

Ocho guardias civiles

César Salvador compara el incidente con un cajón vacío en el que "cuando ves un cacho de pan en él vienen y te lo quitan, entonces dan ganas de matar hasta a los guardias si es preciso", según informa desde Zamora José Lera. Salvador, su esposa Emilia Sánchez Barrios y sus cuatro hijos intentaron sin éxito evitar que las ovejas fueran cargadas en el camión del subastero ante ocho. guardias civiles armados.Salvador tasa sus pérdidas económicas entre 10 y 11 millones de pesetas, que piensa acreditar con certificación de la Cámara Agraria. Su esposa pone más énfasis en el daño moral y los escarnios sufridos en el pueblo después de todo este asunto.

Afortunadamente, el matrimonio se ha ido recuperando y las cosas le van mejor desde este último año. César decidió vender sus 30 últimas ovejas y comprar una decena de vacas, que son su sustento, aunque recuerdan que pesa una hipoteca sobre sus tierras de cuatro millones de pesetas que vence en diciembre. Uno de los cuatro hijos se enfrenta ahora a un tratamiento de rehabilitación para toxicómanos.

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