Que gane el mejor.
Joselito (Izquierda) y Espartaco se saludaron en la puerta de cuadrillas antes de empezar la corrida y se desearon suerte. En la corrida de ayer había, soterrada, una cuestión de primacía, que debían dirimir en la primera plaza del mundo. Al término del acontecimiento, Joselito salió a hombros por la puerta grande, y ganó la pelea, pero Espartaco obtuvo de la afición madrileña el reconocimiento a su valor y a su pundonor, demostrados frente a un toraco de gran trapío, que no dio precisamente facilidades y llegó a herirle de pronóstico reservado, al entrar a matar....
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Joselito (Izquierda) y Espartaco se saludaron en la puerta de cuadrillas antes de empezar la corrida y se desearon suerte. En la corrida de ayer había, soterrada, una cuestión de primacía, que debían dirimir en la primera plaza del mundo. Al término del acontecimiento, Joselito salió a hombros por la puerta grande, y ganó la pelea, pero Espartaco obtuvo de la afición madrileña el reconocimiento a su valor y a su pundonor, demostrados frente a un toraco de gran trapío, que no dio precisamente facilidades y llegó a herirle de pronóstico reservado, al entrar a matar.