Wallström: "En 10 años habrá un 50% de mujeres en puestos ejecutivos"

La ministra sueca de Igualdad entre Sexos cree que han cambiado mucho las cosas, pero en el fondo subsisten las desigualdades de siempre

"Las cuotas de representación femenina son muy importantes, necesitamos ejemplos. Antes de 1995 habrá un 40% de mujeres en todos los consejos estatales y al final de la década queremos llegar al 50%", dice Margot Wallström, ministra sueca de Iglesia y Movimientos Populares, Consumidores, Igualdad entre Sexos y Juventud. En Suecia, uno de los paraísos de la igualdad, casi la mitad de los parlamentarios son mujeres, pero la lucha continúa. Wallström ha reanudado en Madrid el diálogo que inició en su país con la titular española de Asuntos Sociales, Matilde Fernández.

De la visita relámpag...

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"Las cuotas de representación femenina son muy importantes, necesitamos ejemplos. Antes de 1995 habrá un 40% de mujeres en todos los consejos estatales y al final de la década queremos llegar al 50%", dice Margot Wallström, ministra sueca de Iglesia y Movimientos Populares, Consumidores, Igualdad entre Sexos y Juventud. En Suecia, uno de los paraísos de la igualdad, casi la mitad de los parlamentarios son mujeres, pero la lucha continúa. Wallström ha reanudado en Madrid el diálogo que inició en su país con la titular española de Asuntos Sociales, Matilde Fernández.

De la visita relámpago que ayer concluyó -49 horas exactamente- la joven ministra espera conseguir acuerdos formales de cooperación con España en dos de los epígrafes de su departamento: juventud e igualdad entre sexos.La pasada primavera, el Gobierno y el Parlamento sueco aprobaron un plan de acción que, incidiendo en distintos sectores sociales -entre ellos, economía, mercado laboral, formación y familia- alcanzase "metas muy concretas para lograr la representación de las mujeres en los diferentes áreas", en palabras de la ministra, quien pone un ejemplo del área educativa: "Conseguir un 40% de chicas en las carreras técnicas".

Hablar de igualdad en Suecia es bien distinto que hacerlo aquí. Siguiendo el ejemplo de Wallström, si en su país la representación femenina en las carreras técnicas es del 22%, sólamente el 1,7% de las universitarias españolas estaban matriculadas, en el curso 1984-85, en una escuela técnica superior. Si un 40% de los parlamentarios suecos, un 30% de los concejales y el 37% de los diputados provinciales son mujeres, en España la representación femenina es casi siete veces menor, por lo que al poder legislativo respecta: en las últimas legislaturas, la cuota de mujeres era de un 6,5%. en el Congreso de los Diputados, igual que la media conseguida en los Parlamentos autonómicos. Tras las elecciones locales de junio de 1987 sólo había 256 alcaldesas en toda España. Entre el 80% y el 90% de Ias mujeres trabajan, mientras que en España lo hacen un 32%.

Igualdad formal

Pese a esta posición privilegiada, de la que podrían ponerse muchos ejemplos más, Wallström no es optimista en absoluto: "Formalmente Suecia es uno de los países más igualitarios del mundo, pero quedan por hacer muchas cosas aún en la vida privada, porque aunque las mujeres tengan una profesión, han de trabajar también en el hogar y eso es un factor que castiga mucho. Yo creo que muchas cosas han cambiado sólo en la superficie y si se analiza en profundidad, subsisten los mismos problemas de siempre", dice preocupada, una y otra vez, "las mujeres suecas necesitamos el apoyo de compañeras de otros países". Los hombres suecos, según datos oficiales, trabajan de forma insuficiente en el cuidado del hogar y de los hijos, las mujeres están peor pagadas que los hombres, padecen también discriminaciones o eligen de manera tradicional su profesión.Entre las seis instituciones que en Suecia velan por el impulso de la igualdad entre los sexos, existe una figura peculiar, propia de los países nórdicos: el llamado Defensor de la Igualdad entre los Sexos, que en el caso de Suecia es una mujer "y que atiende centenares de reclamaciones cada año, aunque muy pocas llegan a los tribunales", dice. La mayoría de estos asuntos se refieren a discriminación en el ámbito laboral.

En esos dos días de trabajo, su primer viaje oficial a España, Wallstróm ha visitado el Instituto de la Juventud y el de la Mujer, una residencia para madres adolescentes y una escuela taller. Casada, con un hijo, esta mujer de 34 años había venido a España de vacaciones, a las Islas Canarias como muchos compatriotas, quizá cuando trabajaba en una caja de ahorros de la localidad de Vármland o durante la legislatura de 1979-85, cuando fue diputada. Tambien ha sido concejal, y ha ostentado otros cargos, como la presidencia del Consejo estatal de la Juventud.

Walström está impresionada con el aparato del Instituto de la Mujer -del que destaca positivamente el Plan de Igualdad de Oportunidades- o el de la Juventud. "El trabajo en éstas áreas se canaliza en Suecia a través de los movimientos populares y apenas hay estructura o gente trabajando especialmente para estas instituciones. Pero las prioridades son, básicamente las mismas en los dos países, aunque se esté a diferente nivel".

Movimientos sociales

Precisamente la pervivencia de los movimientos sociales -la ministra prefiere el término de populares- es otro de los rasgos distintivos de Suecia frente a España, con su crisis del movimiento asociativo. "La democracia sueca tiene sus raíces en los movimientos populares"."Cada uno de los suecos tiene algo que ver con alguno de estos grupos", dice la ministra. Su departamento destina al año 3.500 millones de coronas (unos 63.000 millones de pesetas) a subvencionar estos grupos -donde se alinean ecologistas, pacifistas, sindicatos, etcétera- y a proveerles de los medios que les permitan desempeñar su labor "de manera independiente del poder".

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