Crítica:DANZA

El mensaje del sobre

En mitad de Caught (atrapado) hay un momento en que el bailarín Gary Chryst cruza el escenario de lado a lado en un salto continuo sin tocar el suelo con los pies.Naturalmente, se trata de un efecto óptico, conseguido a base de disparos de luz sobre fondo negro sincronizados con el movimiento, pero la impresión de que al fin alguien logró lo que todos los bailarines de este mundo y del otro andan buscando desde el batacazo de Icaro arranca un aullido de la sala.

No todo son trucos de luces en el programa del pequeño grupo que dirige el joven coreógrafo estadounidense David Parsons -cuya...

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En mitad de Caught (atrapado) hay un momento en que el bailarín Gary Chryst cruza el escenario de lado a lado en un salto continuo sin tocar el suelo con los pies.Naturalmente, se trata de un efecto óptico, conseguido a base de disparos de luz sobre fondo negro sincronizados con el movimiento, pero la impresión de que al fin alguien logró lo que todos los bailarines de este mundo y del otro andan buscando desde el batacazo de Icaro arranca un aullido de la sala.

No todo son trucos de luces en el programa del pequeño grupo que dirige el joven coreógrafo estadounidense David Parsons -cuyas actuaciones en el teatro Albéniz han abierto la fase internacional de este festival de primavera que es el Madrid en Danza-, pero esos momentos de levitación muestran la voluntad de Parsons de no dejar ningún campo, incluido el que le pueda ofrecer la técnica, sin explorar.

David Parsons Dance Company

Artista invitado: Gary Chryst. Coreografia: David Parsons. Diseñador de luces: H. Brinkley. Director técnico: Michael Blanco. Ciclo Madrid en Danza. Teatro Albéniz, 24 de mayo.

Sus coreografías revelan en conjunto un dominio notable de la dinámica corporal y a veces -como en el Scrutiny, que cerró programa el miércoles y fue recibida con largas ovaciones logra mantener la tensión escénica con el solo uso del movimiento rítmico, organizado con esa fluidez y naturalidad tan características de la mejor escuela norteamericana y, muy especialmente, de su maestro Paul Taylor, de cuya compañía Parsons formó parte durante 10 años -David Parsons se inició en la creación coreográfica a los 17 años y desde entonces su curriculum ha aumentado con el trabajo en las mejores compañías de danza-.

Imaginación espacial

Pero David Parsons posee también una notable imaginación visual y espacial. En The envelope -la pieza más original y lograda del programa-, los seis bailarines, de negro, organizan una divertida y visualmente sorprendente intriga escénica en torno a la aparición de un misterioso sobre, donde cada imagen está cargada de mil sugerencias y cada movimiento abre un mundo de posibilidades.Sobre un astuto montaje musical de temas de Rossini, los bailarines son de pronto palomas mensajeras que llevan el sobre a países lejanos, espías a la búsqueda de un secreto de Estado, funcionarios perezosos que no quieren saber nada de su contenido. Quizá el mensaje final de la pieza sea solamente un agudo cachondeo sobre la danza de mensaje.

A esta cualidad de quitarle trascendencia a su propio trabajo mediante el humor -tan saludable como infrecuente en los jóvenes en general y en los jóvenes coreógrafos en particular-, se une una personalidad escrutadora y, en piezas como Sleep study (literalmente, un estudio de las posturas y el movimiento durante el sueño), logra hacer virtud del pecado más mortal de todos los que pueden cometer los bailarines, la relajación total, dando una impresión de frescura en su manejo de la técnica que casi esconde la seriedad de la investigación.

Menos logrado resulta el David Parsons -coreógrafo -como bailarín es una presencia robusta y sana que se presenta, al igual que sus compañeros, con la sencillez de quienes se dedican ante todo a hacer bien su trabajo- cuando agarra un tema serio y mitológico. En Campos Elíseos, sobre Grieg, parece que quiere hacer una parábola moral sobre los peligros del ocio placentero soñado por los hombres, que terminan dirimiendo sus diferencias al florete.

Encierra buenos momentos de danza porque Parsons tiene un sentido de la musicalidad bastante depurado, pero delata también una cierta inmadurez, tanto en la elección como en el desarrollo del tema.

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