Sorpresa y pesar en la Filarmónica de Berlín por la dimisión de Karajan
Los integrantes de la Orquesta Filarmónica de Berlín han reaccionado con sorpresa y pesar ante la inesperada renuncia de su director vitalicio, Herbert von Karajan. El maestro, que dirigía la orquesta desde hacía 34 años, presentó su dimisión por escrito y personalmente a la encargada de Cultura de Berlín, Anke Martiny, basando su decisión en su precario estado de salud.
Karajan deja a la Filarmónica de Berlín con un calendario internacional pendiente en el que tendría que haber tomado parte. El próximo 30 de mayo estaba prevista la celebración de un concierto histórico: por primera vez...
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Los integrantes de la Orquesta Filarmónica de Berlín han reaccionado con sorpresa y pesar ante la inesperada renuncia de su director vitalicio, Herbert von Karajan. El maestro, que dirigía la orquesta desde hacía 34 años, presentó su dimisión por escrito y personalmente a la encargada de Cultura de Berlín, Anke Martiny, basando su decisión en su precario estado de salud.
Karajan deja a la Filarmónica de Berlín con un calendario internacional pendiente en el que tendría que haber tomado parte. El próximo 30 de mayo estaba prevista la celebración de un concierto histórico: por primera vez la Filarmónica se iba a presentar en Berlín Este bajo su dirección.Un portavoz de los músicos dijo que "no será difícil encontrar a un sucesor porque trabajamos todo el año con la crema de la crema y de todos modos, Karajan había estado a menudo ausente en las últimas temporadas". Representantes de la orquesta habían señalado en repetidas ocasiones que las presentaciones de Karajan eran cada vez más escasas y que su título de director era más nominal que práctico.
El recién formado Gobierno de Berlín, integrado por una coalición de socialistas y verdes, expresó en una conferencia de prensa, convocada tras conocerse la dimisión de Karajan, que había que "agradecer el incalculable servicio de haber llevado a la orquesta por todo el mundo y el haber convertido a Berlín en una metrópolis cultural". Los verdes dijeron que no era el momento "de llorar. Sólo de respeto en la despedida".