El Consejo de Ministros de Economía debate hoy el proyecto de armonización fiscal comunitaria

El proyecto de la Comisión Europea de armonización de la fiscalidad sobre el ahorro suscita tales divergencias entre los doce que la presidencia española no espera ya haber alcanzado un acuerdo cuando concluya su semestre al frente de la Comunidad Europea, según indicaron fuentes de la Embajada de España ante la CE. Bajo la presidencia de Carlos Solchaga, los ministros de Economía de los doce celebrarán hoy lunes en Bruselas una reunión monográfica de la que sólo cabe esperar que se pongan de acuerdo sobre el método y el calendario del estudio del proyecto.

Este estudio recaerá en gran ...

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El proyecto de la Comisión Europea de armonización de la fiscalidad sobre el ahorro suscita tales divergencias entre los doce que la presidencia española no espera ya haber alcanzado un acuerdo cuando concluya su semestre al frente de la Comunidad Europea, según indicaron fuentes de la Embajada de España ante la CE. Bajo la presidencia de Carlos Solchaga, los ministros de Economía de los doce celebrarán hoy lunes en Bruselas una reunión monográfica de la que sólo cabe esperar que se pongan de acuerdo sobre el método y el calendario del estudio del proyecto.

Este estudio recaerá en gran medida sobre un grupo de trabajo de alto nivel, que funcionará bajo la presidencia de un secretario de Estado español, José Borrell o Pedro Pérez.Las reservas que inspiran las dos directivas elaboradas por la comisaria francesa Christiane Scrivener son tales que, por ejemplo, el titular holandés de Finanzas, Onno Ruding, tomó la inusual iniciativa de convocar una conferencia de prensa para explicar su oposición horas antes de¡ inicio del Consejo de Ministros. No obstante, las gestiones del embajador de España, Carlos Westendorp, acabaron convenciéndole de la oportunidad de retrasarla.

Teóricamente los doce deberían ponerse de acuerdo antes del 30 de junio, pero como las reticencias son tales y la aprobación requiere la unanimidad, Solchaga está dispuesto a conformarse con conseguir, en el mejor de los casos, al término de su presidencia, un relativo consenso entre sus homólogos sobre tres o cuatro puntos de las directivas, y los últimos detalles serían pactados ulteriormente.

El pasado miércoles, el órgano ejecutivo comunitario acordó, por 14 votos a favor y dos en contra, someter al Consejo de Ministros dos directivas que pretenden evitar que, cuando en julio del año próximo entre en vigor en los ocho Estados más ricos de la Comunidad Europea -en España será dos años más tarde- la liberalización de los movimientos de capitales, el dinero se refugie en los paraísos fiscales existentes dentro de la Comunidad.

Retención en origen

La primera directiva prevé una retención mínima en origen del 15% sobre las rentas del capital, un porcentaje que es una media entre el 0% existente en países como Luxemburgo y el 35% vigente en Irlanda, mientras en España es del 20%. Pero el proyecto conlleva cinco exenciones que no estarían sometidas a la retención y que abarcan desde el llamado ahorro popular, como las cuentas de ahorro-vivienda de España, hasta las euroobligaciones, emitidas principalmente en Londres y Luxemburgo, pasando por los capitales invertidos por no residentes en la Comunidad Europea (CE).

La segunda directiva concierne a la asistencia mutua entre administraciones de Hacienda de los doce, y estipula, concretamente, que deberán intercambiar información cuando haya presunción de fraude, pero no pone en tela de juicio la legislación sobre secreto bancario, muy desarrollada en Luxemburgo y, en menor medida, en otros países como la República Federal de Alemania (RFA). .

Junto con España, algunos otros Estados miembros, como Francia, Italia, la RFA y Bélgica, ven con buenos ojos el proyecto que Scrivener ha redactado bajo la dirección del presidente Jacques Delors. "Nos parece bien, porque se acerca bastante al sistema vigente en nuestro país", comentaba, por ejemplo, un funcionario de la Embajada de España ante la CE.

El principal reparo que formulará la delegación española., encabezada por Pedro Pérez, que asistirá al Consejo de Ministros presidido por Solchaga, concierne la a vaguedad de la segunda directiva, que, en su opinión, debería ser más coercitiva para las administraciones fiscales. Países como Holanda y Dinamarca pretenden incluso que se obligue, por ejemplo, a los bancos de Luxemburgo, donde los vecinos de Amsterdam han depositado sus ahorros, a comunicar al fisco holandés los intereses que han obtenido.

Pero estas objeciones no son en nada comparables a la radical oposición del Reino Unido y Luxemburgo.

El viceprimer ministro del Gran Ducado, Jacques Poos, no dudó en calificar la propuesta de Scrivener de "inútil, inoportuna y antieuropea". A juicio de Poos, además, si se llega a aplicar "se encarecerá el crédito en la CE y los capitales huirán" hacia los paraísos fiscales de Liechtenstein, Jersey y Suiza, aunque en este último país la retención en origen sea nada menos que del 35%.

"No hay ningún compromiso posible, porque estamos en contra del principio y no vamos a aceptar ni siquiera una retención del 10%, del 5% o incluso del 3%", añadió Poos, cuyas duras palabras se explican porque Luxemburgo se ha convertido en la Comunidad Europea en una plaza financiera de gran importancia.

No en balde, en el Gran Ducado están instalados 140 bancos y sociedades mediadoras del dinero que dan trabajo al 8% de su población activa y generan el 15% del producto interior bruto.

Si Poos pretende salvar la plaza de Luxemburgo, la primera ministra británica, Margaret Thatcher, desea salvar la de Londres, y por eso recordaba el jueves ante la House of Commons (Cámara baja del Parlamento británico) que "nuestro país instauró la libertad de movimiento de capitales y no consideró útil imponer una retención en origen".

La postura francesa

Por su parte, y en más de una ocasión, además, el titular francés de Economía, Pierre Beregovoy, ha amenazado con no aplicar la liberalización si no se pactaba previamente la armonización fiscal. La tarea de mediación que recae sobre Solchaga es enorme.

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