Crítica:FLAMENCO

Un poquito de Fernanda

El cartel era atractivo sobre el papel, pero la realidad frustró parcialmente las expectativas. La Fernanda, que era la gran atracción, hizo un espléndido cante por soleá, pero sólo había megafonía de ambiente, y esta mujer -que nunca anduvo sobrada de facultades- ya no puede cantar así en una sala de medianas dimensiones. Su cante por soleá, pues, no llegó en plenitud a la audiencia, y fue una verdadera pena, aunque un poquito de Fernanda ya es mucho.Lo demás de ella y de toda su gente de Utrera se quedó en cante cupletero, demasiados cuplés, y unas pocas bulerías legítimas, del mejor cuño fa...

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El cartel era atractivo sobre el papel, pero la realidad frustró parcialmente las expectativas. La Fernanda, que era la gran atracción, hizo un espléndido cante por soleá, pero sólo había megafonía de ambiente, y esta mujer -que nunca anduvo sobrada de facultades- ya no puede cantar así en una sala de medianas dimensiones. Su cante por soleá, pues, no llegó en plenitud a la audiencia, y fue una verdadera pena, aunque un poquito de Fernanda ya es mucho.Lo demás de ella y de toda su gente de Utrera se quedó en cante cupletero, demasiados cuplés, y unas pocas bulerías legítimas, del mejor cuño familiar. Lo triste es que ese caudal de auténtico ángel buleariero lo desperdicien en una ensalada en la que entra de todo, desde los malaventurados cuplés hasta mexicanas e incluso folías canarias.

Flamenco de ayer y de hoy

Cante: la Fernanda, la Bernarda, la Inés, la Pepa, José Suárez, José Vargas, Cancanilla de Marbella, Toni Maya. Baile: Antonio Márquez, María Vivó, Juan Fernández. Toque: Luis Suárez, Ramón Jiménez, Diego y José Losada. Centro Cultural de la Villa. Madrid, 27 de diciembre.

La parte del flamenco de hoy, la de los jóvenes bailaores, fue asimismo irregular. Abrió por farruca un Antonio Márquez que no dio la talla, bailando con poco sentido, descompuesto a veces, sin encontrar la línea que diera unidad y armonía a su baile. María Vivó, la hija del Luisillo, le echó mucho corazón, nervio, fuerza, y en el baile de pies supo transmitir su propia vibración interna; más limitada de recursos de cintura para arriba. Lo mismo podría decir de Juan Fernández, quien en el juego de pies es una metralleta, pero en el resto de su baile no sabe qué hacer.

En el grupo acompañante hubo de todo, destacando el buen arte de Cancanilla, quien en su patadita por bulerías mereció las mayores ovaciones de una noche pródiga en ellas.

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