MÚSICA CLÁSICA

Un encuentro entre Madrid y Burdeos

Desde 1985 se celebra la denominada Bienal Madrid-Burdeos, dedicada a la música contemporánea; en realidad, se trata de una convocatoria anual que alterna la villa francesa con la capital española. Está codirigida por Tomás Marco y Alain Durel y cuenta con el patrocinio de diversos organismos e instituciones.Este año ha correspondido a Madrid acoger la docena de conciertos, agrupados en seis días y centrados en las diversas salas del Círculo de Bellas Artes. En este Madrid, sobrecargado de convocatorias musicales, como corresponde a una capital moderna, es preciso serpentear entre uno y -otro ...

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Desde 1985 se celebra la denominada Bienal Madrid-Burdeos, dedicada a la música contemporánea; en realidad, se trata de una convocatoria anual que alterna la villa francesa con la capital española. Está codirigida por Tomás Marco y Alain Durel y cuenta con el patrocinio de diversos organismos e instituciones.Este año ha correspondido a Madrid acoger la docena de conciertos, agrupados en seis días y centrados en las diversas salas del Círculo de Bellas Artes. En este Madrid, sobrecargado de convocatorias musicales, como corresponde a una capital moderna, es preciso serpentear entre uno y -otro concierto. Creo que acerté -no era dificil- al seguir las versiones que de Stockhausen, Manoury, De Pablo y Xenakis ofreció el sábado el pianista Claude Helffer (París, 1922), un especialista de lo contemporáneo que constituye para él una verdadera pasión. No pocos grandes nombres de autores actuales han dedicado a Helffer sus obras en tanto logra de lo que ya podríamos denominar clásicos de la contemporaneidad versiones excelentes.

Cualquiera que sea el agrado con que unos u otros escuchen las piezas para piano de Stockhausen (escritas entre 1952 y 1956) hay algo que nadie puede negar: su influencia enorme sobre otros muchos autores de nuestro tiempo a la hora de renovar la escritura y el pensamiento pianísticos.

Y con Stockhausen, el Boulez de las sonatas establece las bases de una pianística dificilmente evitable a la hora de componer. Cierto que Xenakis desde la rítmica vitalidad de su EvrryaIi (Medusa), de 1973, dedicada a Marie Françoise Bucuet, impone fuertes rasgos personales y que nuestro Luis de Pablo, en su Cuaderno, cinco piezas, de 1982, escrito para Yvar Mikhashoff, contemporáneo de Kiu y Viatgs i flors, trabaja muy personalmente sobre las dimensiones pasado-presente con voluntad de simplificación y belleza. En cuanto a Philippe Manoury (Tulle, Corréze), sus Criptophonos, de 1974, destinados a Helffer, establecen un punto medio, no radical pero sí representativo de una individualidad precisa de contornos, objetiva y exacta.

La Sala de Columnas, repleta de público, mayoritariamente joven, que aplaudió largamente.. A lo largo de estas jornadas intervinieron en la Cuarte Bienal el Ensemble Acroche Note Carles Santos y Denis Levaillant, con obras propias en las que compositor e intérprete se interinfluencian, La muse en circuit (Ferrari, Musseau, Foures y Jisse), un concierto de música en acción; Musique Nouvelle de Burdeos ; Compagnie Caput Mortuum, con A corps et á cris, de Marck Monnet; Grupo Círculo de José Luis Temes; el grupo de saxofones de Jean-Marie Londeix ; Rossé y Sauba y, en fin, el escenario musical de Lavaillant, Les passagers du delta. Resumen: 30 compositores, cinco estrenos absolutos y 22 estrenos en España.

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