Fracaso de la reunión de la OEA en San Salvador

La asamblea anual de la Organización de Estados Americanos (OEA) fue clausurada el pasado sábado (madrugada de ayer en España) en San Salvador sin más resultado que la decisión de reunirse de nuevo en 1989 en la República Dominicana. Muy poco para cinco días de largos debates, infinitos discursos y toneladas de papel con resoluciones. El organismo panamericano sigue siendo un cadáver que nadie quiere resucitar.La frustración en San Salvador ha sido mayor, si cabe, que en asambleas anteriores, porque se había llegado a este castigado país con el anunciado propósito de robustecer y politizar la ...

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La asamblea anual de la Organización de Estados Americanos (OEA) fue clausurada el pasado sábado (madrugada de ayer en España) en San Salvador sin más resultado que la decisión de reunirse de nuevo en 1989 en la República Dominicana. Muy poco para cinco días de largos debates, infinitos discursos y toneladas de papel con resoluciones. El organismo panamericano sigue siendo un cadáver que nadie quiere resucitar.La frustración en San Salvador ha sido mayor, si cabe, que en asambleas anteriores, porque se había llegado a este castigado país con el anunciado propósito de robustecer y politizar la OEA. Al final, todo ha quedado en palabras. Todos los que han intervenido han coincidido en que es necesario el fortalecimiento de esta organización, pero han creído más prudente dejarlo para el año próximo.

Se ha dicho que, como un primer paso para potenciar la OEA, se decidió la ampliación de los poderes del secretario general, cargo para el que ha sido reelegido el brasileño Joáo Baena Soares. Pero, al mismo tiempo que se hacía esto, se le recortaba el presupuesto en una tercera parte: de 60 millones de dólares, este año se ha pasado a un presupuesto de 41 millones.

Con esa cantidad, según funcionarios de la OEA, se va a poder hacer poco más que mantener el aliento del organismo. Todos los proyectos están paralizados por falta de dinero y ninguno de los países parece interesado en saldar sus deudas con la organización, entre las cuales la más alta es la de Estados Unidos, con más de 30 millones de dólares.

En esta 18ª Asamblea General se han aprobado, por supuesto, resoluciones sobre casi todos los problemas que afectan al continente, pero de una manera tan descafeinada y tan falta de compromisos, que sólo servirán para engordar los archivos de la organización.

Retórica y prudencia

La retórica y la prudencia han alcanzado niveles patéticos. Como único éxito indirecto hay que anotar el hecho de que los cancilleres centroamericanos se hayan puesto de acuerdo para reunirse a final de este mes en México.Tampoco se ha avanzado un milímetro en uno de los objetivos claves de un organismo como éste, el diálogo entre Estados Unidos y América Latina.

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Para El Salvador, esta reunión ha servido como respaldo al proceso democrático en marcha en este país. Pero sólo eso. El Gobierno de José Napoleón Duarte fracasó en su intento de aprobar una resolución de condena por terrorismo al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).

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