Dimite el presidente del Bundestag por su apología nazi

El presidente del Parlamento de la República Federal de Alemania (Bundestag), Philipp Jenninger, dimitió ayer a causa de las duras críticas a que fue sometido su discurso del jueves, en que, conmemorando el primer gran pogromo antisemita, utilizó fraseología nazi sin distanciarse de la misma. El discurso de Jenninger en la ceremonia oficial de conmemoración de la noche de los cristales del 9 de noviembre de 1938 provocó gran indignación en el Parlamento. Gran parte de los diputados abandonó la sala antes de que Jenninger finalizara su discurso.

En reuniones de urgencia de los órganos de...

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El presidente del Parlamento de la República Federal de Alemania (Bundestag), Philipp Jenninger, dimitió ayer a causa de las duras críticas a que fue sometido su discurso del jueves, en que, conmemorando el primer gran pogromo antisemita, utilizó fraseología nazi sin distanciarse de la misma. El discurso de Jenninger en la ceremonia oficial de conmemoración de la noche de los cristales del 9 de noviembre de 1938 provocó gran indignación en el Parlamento. Gran parte de los diputados abandonó la sala antes de que Jenninger finalizara su discurso.

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En reuniones de urgencia de los órganos de partido y, febriles encuentros entre los líderes parlamentarios se intentó en la noche del jueves buscar una solución de "limitación de daños" para el .desastre" causado por la intervención de Jenninger. La solución, ya quedó claro pocas horas después de los actos, sólo podía ser la dimisión de Jenninger. Éste no podía ser cesado por los diputados.Oficialmente, sólo el Partido de los Verdes había pedido de inmediato su dimisión, pero todos los demás grupos parlamentarios dejaron entrever que, tras esta intervención, salpicada de cita nazis sin el necesario distanciamiento, Jenninger quedaba descalificado para presidir el Parlamento de la RFA.

El discurso de Jenninger fue calificado de "vergonzoso e insoportable" por verdes y socialdemócratas, condenado explícitamente por los liberales y recibido con mutismo por los invitados judíos que asistieron a la sesión. Sumado a ésto, los llamamientos de escritores e intelectuales a Jenninger a dimitir hicieron que estuviera sellado el futuro político del presidente del Parlamento de la RFA.

Con relación al mutismo de los invitados judíos, Heinz Galinski, presidente de: la Comunidad Judía, comentó: "A veces dice más que las palabras".

Daño a la institución

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Jenninger, político democristiano, de 56 años, pasa a engrosar la larga lista de dirigentes de la democracia federal alemana que caen arrastrados por el pasado nacionalsocialista alemán. Demócrata convencido, un niño aún al final de la guerra, Jenninger no cae por su implicación personal en aquellos hechos, sino por un intento de explicarlos que resultó rotundamente fallido y demostró una falta de sensibilidad que le inhabilita políticamente en la República Federal de Alemania.Jenninger emitió ayer un comunicado anunciando su dimisión para no causar daño a la institución que presidía. Lanentó el efecto de su discurso que era, dijo, el contrario al que había deseado. Es convicción de todo el Parlamento y la opinión pública alemana de que Jenninger había querido denunciar el antisemitismo y nadie duda de la firme vocación democrática y antirracista del hasta ahora presidente de Bundestag y destacado político democristiano.

Jenninger recordó ayer que sus padres habían sufrido represalias bajo el nacional socialismo y que él mismo ha luchado toda su vida política en contra de fenómenos como el antisemitismo y el nazismo.

El discurso de Jenninger fue un "jarro de agua fría" en unos actos conmemorativos en los que Gobierno y Estado habían querido mostrar un cambio cualitativo en la condolencia oficial de la RFA por los crímenes cometidos, en nombre de los alemanes, bajo el nacionalsocialismo. El canciller federal, Helmut Kohl, asistió a los actos centrales en la sinagoga de Francfort. En Berlín, entre tanto, se celebró una manifestación con asistencia de gran parte de la clase política y el pleno parlamentario. Lo que resultó finalmente una "catástrofe política" -el discurso pronunciado por Jenninger-, debía haber sido el broche de,oro a la serie de actos oficiales en conmemoración de los sucesos.

Kohl viajará la próxima semana a Estados Unidos para entrevistarse con el presidente electo, George Bush. Era difícil de imaginar un incidente que pudiera trastornarle más ante esta visita a Washington y a Nueva York, donde probablemente se le recordará el discurso de su compañero de partido.

El Consejo Mundial Judío (WJC) y el Ministerio del Interior de Israel expresaron su malestar por las palabras de Jenninger que, según el portavoz ministerial israelí, son "inaceptables para los judíos sin entrar a considerar sus intenciones".

La gran culpa de Jenninger, además de simplificar tanto la supuesta voluntad alemana como a la comunidad judía durante el nacionalsocialismo, fue romper un tabú en el peor escenario y en la peor ocasión posible, según coinciden historiadorcs y políticos.

Frases extraídas de la más pura propaganda nazi fueron pronunciadas por Jenninger sin que éste marcara la distancia retórica imprescindible. Los estupefactos diputados escucharon cómo se preguntaba "si no habían merecido los judíos que se les mostraran sus límites". Conuna insólita falta de sensibilidad hacia los supervivientes del holocausto que estaban presentes en la sala, habló de "las alimañas judías", de la "propiedad aria" y de la "impureza racial". Usó estos términos para condenarlos, pero se le olvidó hacerlo.

Sus sugerencias de que el nazismo emergente era "fascinante", que supo capitalizar los resentimientos antisemitas por tener los judíos una posición social que no les correspondía, y su intento de "explicar" con traumas juveniles la personalidad de Hitler, relegaba a un segundo plano el efecto que la fecha del primer pogromo tuvo sobre la suerte de los judíos alemanes.

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