Crítica:MÚSICA

De la 'Misa' de Bruckner al 'Cuarteto' de Ravel

Dentro de los ciclos de cámara y polifonía que patrocinan el Ministerio de Cultura y Cajarnadrid, y que este año alcanzan una notoria importancia, actuó en el Auditorio Nacional el miércoles 9 el Coro Nacional de España dirigido por Alberto Blancafort. El programa, absolutamente atractivo, incluía obras de Victoría, Gesualdo, Schütz, Carissimi, Monteverdi y Johan Christoph Bach, en la primera parte, y la Misa en mi menor, de Bruckner para coro y orquesta de viento, en la segunda.En estos días, la vida madrileña, removida por los fastos inaugurales y un tanto agitada por pequeños/grandes...

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Dentro de los ciclos de cámara y polifonía que patrocinan el Ministerio de Cultura y Cajarnadrid, y que este año alcanzan una notoria importancia, actuó en el Auditorio Nacional el miércoles 9 el Coro Nacional de España dirigido por Alberto Blancafort. El programa, absolutamente atractivo, incluía obras de Victoría, Gesualdo, Schütz, Carissimi, Monteverdi y Johan Christoph Bach, en la primera parte, y la Misa en mi menor, de Bruckner para coro y orquesta de viento, en la segunda.En estos días, la vida madrileña, removida por los fastos inaugurales y un tanto agitada por pequeños/grandes aconteceres de orden estructural y un tanto internos, no ha parado suficientemente la atención en un hecho: la transformación del Coro Nacional operada por Alberto Blancafort durante un no demasiado largo período de tiempo. Del mismo modo, tampoco me parece que fuera suficientemente valorada la versión que Jesús López Cobos dio de El pájaro de fuego: viva, colorista y agotadora de todos los matices.Blancafort, uno de los mejores músicos españoles de la actualidad, perteneciente en su juventud al legendario grupo Manuel de Falla de Barcelona, formado en París y reinstalado en Madrid, dirigió un conjunto de obras maestras de la polifonía histórica: el intelectual Gesualdo, el dramático Victoria, el inabarcable Schütz, el luminoso Carissimi y el conturbador Monteverdi preparan la llegada de la religiosidad romántica y posromántica. Entre 1864 y 1887 nacen, entre otras grandes expresiones musicales religiosas, la pequeña Misa solemne, de Rossini, el Réquiem para Manzoni, de Verdi, el Réquiem alemán, de Brahms, la Misa coralis y la de la Coronación húngara, de Liszt, la Misa de gloria, de Puccini, el Réquiem de Fauré, y las tres grandes misas de Bruckner.Entre tan rico conjunto, destacan por su hondo sentido religloso y su belleza sin concesiones las misas brucicneriarías, de las que hemos escuchado ahora la escrita en la tonalidad de mi menor. Sustituido por su autor lo que podía haber sido órgano por una orquesta de vientos, Bruckner aparece como resumen de un pretérito que va desde Palestrina hasta Schubert. Alberto Blancafort logró una versión preciosa, equilibrada, austera, fiel reflejo de la simplicidad de alma de Bruckner, que de ningún modo es vacío candor, sino emoción exigente. No sé cuál es el futuro de la dirección del Coro Nacional, pero estos días hemos tenido ante la gran formación vocal, hermana de la ONE, a un maestro de cuerpo entero, a un músico que de hallarse fuera quizá buscaríamos con avidez. Lo tenemos ahí. Se llama Alberto Blancafort.

Coro Nacional

Director: A. Blancafort. Obras de Victoria, Gesualdo, Schüt7,, Carissimi, J. C. Bach y Bruckner.Cuarteto Wilanow Tadeus Gadzina y Paw] Losakiewicz, violines; Rysard Duz, viola, y Marian Wasiolka, violonchelo. Obras de Ravel, Haydn y Brahms.

El Jueves día 10 el ciclo de cámara continuó con la actuación del cuarteto polaco Wilanow, que debe su nombre al palacio en el que la agrupación dio sus primeros conciertos y que fue residencia del rey Jan Sovieski. En el programa, ecléctico e interesante, se equilibraban cuartetos de Ravel, Haydn y Brahins.

El músico francés compuso un solo cuarteto, dedicado a su maestro, Fauré, y estrenado en París en 1904. Es una obra perfecta, que como el cuarteto de Debussy (1893), con el que tiene escasas similitudes, representa un nuevo modo de "pensar la música de cáinara". Otro tanto había hecho, en su momento, Joseph Haydn en páginas como su espléndido Cuarteto opus 76, en re mayor, mientras Brahíns, schumanniano radical, inicia el camino definitorio de su cuartetismo en obras como el Cuarteto en la menor segundo de la obra 51.

Notables instrumentistas

Los instrumentistas del cuarteto Wilanow consiguieron muy notables versiones. Poseen excelente técnica individual y un estilo conjunto de lo camerístico que resalta los factores dialogantes. La sala de cámara del nuevo auditorio mostró con un cuarteto el alto grado de presencia sonora que alcanza cuanto en la escena se hace.Quizá quienes actúan no lo perciben con exactitud, pues es notoria la tendencia a no cultivar los preciosos pianísimos que permite la acústica del auditorio. Largamente aplaudidos, los instrumentistas polacos ofrecieron un tiempo del Cuarteto americano de Dvorak para cerrar con un digno broche el concierto.

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