Quayle, más ligero que el aire
Si Bush representa en cierta medida una incógnita, su vicepresidente, Dan Quayle (41 años que parecen 16), no existe. El próximo vicepresidente es guapo, rico, y presenta unas credenciales derechistas que le convierten en la esperanza de los ultraconservadores, que dudan de la fidelidad ideológica de Bush a la causa y desean proseguir la cruzada de Reagan. Quayle, mal estudiante, halcón en temas de política exterior y defensa, con fama de frívolo, provocó un escándalo cuando se supo que había utilizado la influencia de su poderosa familia (propietaria de varios periódicos en Indi...
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Si Bush representa en cierta medida una incógnita, su vicepresidente, Dan Quayle (41 años que parecen 16), no existe. El próximo vicepresidente es guapo, rico, y presenta unas credenciales derechistas que le convierten en la esperanza de los ultraconservadores, que dudan de la fidelidad ideológica de Bush a la causa y desean proseguir la cruzada de Reagan. Quayle, mal estudiante, halcón en temas de política exterior y defensa, con fama de frívolo, provocó un escándalo cuando se supo que había utilizado la influencia de su poderosa familia (propietaria de varios periódicos en Indiana y Arizona) para no combatir en Vietnam. Hasta ahora nadie se había tomado en serio a este político, que parece ser más ligero que el aire.