Eros ataca
En el coso de Las Ventas no olía a Victorino, sino a rosas, jazmines, Chanel y flores tempranas. Una alegre zarabanda de mocitas tiernas y efebos alborotados lanzó un grito unánime cuando, desde lo alto de una escalinata, apareció Eros, el hijo de Zeus y Afrodita, cuyos dardos atraviesan el corazón de los amantes. Eros Ramazzotti congregó a unas 12.000 personas guapas. Y cuando en su primera canción se preguntó acerca de la causa de "este vacío que hay dentro de mí", la plaza entera se encargó de ocupar el corazón del cantante italiano.Algunas chicas llegaron a la plaza con la carpeta e...
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En el coso de Las Ventas no olía a Victorino, sino a rosas, jazmines, Chanel y flores tempranas. Una alegre zarabanda de mocitas tiernas y efebos alborotados lanzó un grito unánime cuando, desde lo alto de una escalinata, apareció Eros, el hijo de Zeus y Afrodita, cuyos dardos atraviesan el corazón de los amantes. Eros Ramazzotti congregó a unas 12.000 personas guapas. Y cuando en su primera canción se preguntó acerca de la causa de "este vacío que hay dentro de mí", la plaza entera se encargó de ocupar el corazón del cantante italiano.Algunas chicas llegaron a la plaza con la carpeta escolar bajo el brazo; otras se acicalaron primorosamente. No cesaron de retozar y brincar como cabritillas heridas de amor durante todo el recital, enloquecidas por este cupido que, en vez de desde el carcaj, lanzaba sus saetas desde su guitarra. En realidad, la Cruz Roja tendría que haberlas asistido a todas ellas a causa de los desgarros provocados por el artista en su corazón, pero la enfermería sólo recibió la visita de unas torceduras de tobillo y magulladuras. El servicio de seguridad, encantado. Eran gentes pacíficas y muy bien educadas, que sólo se dejaron enfangar por la algarabía del ambiente.
Eros Ramazzotti
Recital de canciones. Plaza Monumental de las Ventas. Día 5 de octubre