Ronald Reagan se despide de la 'perestroika'

La Unión Soviética de la perestroika se despidió ayer del Washington del presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, celebrando lo lejos que ha llegado la distensión entre los dos países, que no ha sido, sin embargo, suficiente para que pueda concluirse un tratado de eliminación de armas estratégicas con esta Administración. El ministro de Asuntos Exteriores soviético, Edvard Shevardnadze, le dijo adiós a Reagan y desayunó con George Bush, con quien quizá firme Gorbachov un tratado START. Funcionarios norteamericanos y soviéticos afirmaron ayer públicamente que antes del 20 de enero es imposi...

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La Unión Soviética de la perestroika se despidió ayer del Washington del presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, celebrando lo lejos que ha llegado la distensión entre los dos países, que no ha sido, sin embargo, suficiente para que pueda concluirse un tratado de eliminación de armas estratégicas con esta Administración. El ministro de Asuntos Exteriores soviético, Edvard Shevardnadze, le dijo adiós a Reagan y desayunó con George Bush, con quien quizá firme Gorbachov un tratado START. Funcionarios norteamericanos y soviéticos afirmaron ayer públicamente que antes del 20 de enero es imposible dar el paso para reducir el 50% de los arsenales de sus cohetes nucleares más desestabilizadores.

Sin embargo, ambas partes están de acuerdo en que el proceso iniciado entre el líder más revolucionario de la URSS desde Lenin y el anciando cruzado de la guerra fría convertido a la distensión hace probable un acuerdo con la siguiente Administración."Las posibilidades de concluir un tratado con Reagan se han evaporado. Ahora el objetivo es ver cuánto más podemos dejar hecho antes de que su sucesor asuma el poder", explicó un alto responsable norteamericano. El portavoz soviético, Guenadi Guerasimov, declaró ayer a la cadena de televisión CBS: "Esperamos firmar un tratado START con la siguiente Administración, lo que significa que debemos continuar el proceso negociador".

Para ello, Shevardnadze ha propuesto en Washington un acuerdo interino, que podría ser firmado aún con Reagan, para limitar el número de cabezas nucleares de los misiles que cuentan con mayor número y limitar las pruebas de los mismos. La oferta ha sido recibida con escepticismo por Estados Unidos, y el Senado ha advertido al presidente que no concluya ningún acuerdo provisional, que no tendría que ser ratificado por el Congreso y podría suscitar "falsas expectativas". El jefe de la diplomacia soviética entregó también al presidente una carta de Gorbachov.

Imposible otra 'cumbre'

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Quedan 45 días para las elecciones norteamericanas, lo que impide ya una quinta cumbre de trabajo entre los dos líderes, aunque se ha rumoreado un último encuentro para dejar constancia del camino recorrido. El candidato demócrata, Michael Dukakis, inexperto en política exterior y a quien los republicanos acusan de que sería blando con la URSS, no ha solicitado entrevistarse con Shevardnadze.

Moscú no ha señalado qué presidente preferiría en enero en la Casa Blanca, pero bastantes observadores creen aquí que Gorbachov podría sentirse más cómodo con la certidumbre ofrecida por Bush para concluir el proceso iniciado por Reagan. Tras su desayuno con el vicepresidente, el ministro soviético elogió la participación de Bush a lo largo de todas las negociaciones de desarme entre los dos países.

El actual vicepresidente, sin embargo, se ha mostrado más receloso que Dukakis y que el propio Reagan a la hora de enjuiciar el cambio en Moscú. Advierte contra un excesivo optimismo y recomienda negociar desde una posición de fuerza, sin bajar la guardia, no ayudando a Gorbachov a resolver sus problemas internos, lo que podría convertirle -según su opinión- en un adversario más peligroso para EE UU.

Por su parte, Dukakis, que cree que la URSS ha negociado el INF y ahora los misiles estratégicos por motivos dictados fundamentalmente por su catastrófica situación interna y no por la presión del rearme norteamericano, tampoco promete un cheque en blanco a Gorbachov. Utilizaría la ayuda económica a la URSS y la promesa de abrirle la puerta del Fondo Monetario Internacional y del GATT (Acuerdo General de Aranceles y Comercio), es para conseguir concesiones en el Este y en Centroeuropa.

El gobernador de Massachusetts apoya las negociaciones para reducir a la mitad los arsenales estratégicos, y ha prometido, si es elegido, continuar el proceso, en que le gustaría -ha dicho- inyectar algo más de audacia.

La visita a Washington de Shevardnadze, que ha venido a EE UU para participar la semana próxima en la Asamblea General de la ONU, es una demostración de la continuidad del proceso negociador entre las dos superpotencias. El ministro dijo al término de sus entrevistas con Reagan y con el secretario de Estado, George Shultz, que se han registrado avances en las negociaciones sobre armas convencionales.

Dos incidentes se produjeron durante su estancia. El miércoles por la noche se creyó que había una bomba en la base aérea de Andrews a la llegada del ministro. Y el jueves, un disidente armenio se abalanzó sobre la limousine de Shevardnadze. Éste salió del coche y, ante la sorpresa del servicio secreto, dialogó con Ambarsum Khigatian, que le pidió un visado para volver a la URSS para visitar a su madre, que se está muriendo. Horas más tarde, Khigatian recibió la autorización para viajar a Moscú.

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