SANIDAD

Preocupación en Estados Unidos por el mercado negro de productos contra el SIDA

El floreciente mercado negro de productos contra el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) que se registra entre los afectados en Estados Unidos ha puesto en guardia a muchas de las asociaciones de comunidades de afectados, sobre todo por los peligros que conlleva la venta de fármacos no controlados. Cientos de pequeñas empresas, la mayoría de ellas de carácter personal, se dedican al tráfico no controlado de posibles remedios contra esta enfermedad.

Cuando en 1986 se corrió la voz de que existía un fármaco experimental, el Ribavirin, un grupo de enfermos del SIDA de San Francis...

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El floreciente mercado negro de productos contra el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) que se registra entre los afectados en Estados Unidos ha puesto en guardia a muchas de las asociaciones de comunidades de afectados, sobre todo por los peligros que conlleva la venta de fármacos no controlados. Cientos de pequeñas empresas, la mayoría de ellas de carácter personal, se dedican al tráfico no controlado de posibles remedios contra esta enfermedad.

Cuando en 1986 se corrió la voz de que existía un fármaco experimental, el Ribavirin, un grupo de enfermos del SIDA de San Francisco fundó una organización para comprar este fármaco en México y distribuirlo en Estados Unidos a un precio asequible.Éste fue el comienzo de lo que ha llegado a ser una perfecta red elaborada de clubes de compradores y de un mercado negro que intentan suplir la falta de medicamentos reconocidos con un comercio de otros productos que están en experimentación.

"Este negocio ha crecido dramáticamente y comienza a colapsar nuestra capacidad de responder a las demandas", dijo Michael Callen, fundador del Grupo de Salud para Gente con SIDA, un grupo de compradores de Nueva York. Thomas Hannon, otro de los fundadores de este grupo, dijo que cada semana hacen entre 50.000 y 60.000 transacciones comerciales.

Fármacos piratas

Miles de pacientes, la mayor parte de ellos homosexuales que viven en Nueva York, San Francisco y Los Ángeles, hacen los mismos pedidos a través de organizaciones similares a la búsqueda de fármacos no homologados por las autoridades sanitarias, pero que se cree que pueden tener efectos curativos.Otros pacientes acuden a las llamadas clínicas-guerrillas, donde obtienen dinitroclorobenceno, un producto químico del que ellos esperan que les estimule el sistema inmune y les ayude a luchar contra el sarcoma de Kaposi, un tipo de cáncer que frecuentemente acompaña al SIDA.

Por otra parte, se han registrado compras piratas no sólo de productos no permitidos, sino también de otras versiones genéricas (no específicas) de medicamentos que están permitidos por las autoridades sanitarias. Entre los fármacos más pirateados se encuentra la acidotimidina, o AZT, el único fármaco aprobado para el tratamiento del SIDA. Un producto similar importado desde Corea puede adquirirse en el mercado negro por un cuarto del valor que tiene en el mercado el verdadero AZT. También se distribuye entre los afectados y portadores del virus una versión genérica de la pentainidina, usada contra la neumonía, otra de las enfermedades que mata a los pacientes del SIDA. Este fármaco suele importarse de México, también a unos precios mucho menores que su precio normal en el mercado.

Frank Young, responsable del organismo gubernamental de Estados Unidos encargado de los fármacos, ha dicho que tratan de poner fin a este mercado negro.

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