TRAGEDIA AÉREA EN EL GOLFO

El precedente del 'jumbo' de la KAL

Un Boeing 747 de las líneas aéreas surcoreanas KAL fue abatido por tres misiles disparados por aviones soviéticos Mig-23 el 1 de septiembre de 1983 cuando sobrevolaba la isla de Sajalin, en las cercanías de la península de Kamchatka, al norte de Japón y dentro del espacio aéreo de la Unión Soviética. En el incidente perecieron las 269 personas que iban a bordo del jumbo.La primera noticia del incidente procedente de fuentes soviéticas la dio la agencia oficial soviética Tass, que anunció solamente la desaparición del aparato.

El día 2, la agencia oficial de la URSS afirmó que el ...

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Un Boeing 747 de las líneas aéreas surcoreanas KAL fue abatido por tres misiles disparados por aviones soviéticos Mig-23 el 1 de septiembre de 1983 cuando sobrevolaba la isla de Sajalin, en las cercanías de la península de Kamchatka, al norte de Japón y dentro del espacio aéreo de la Unión Soviética. En el incidente perecieron las 269 personas que iban a bordo del jumbo.La primera noticia del incidente procedente de fuentes soviéticas la dio la agencia oficial soviética Tass, que anunció solamente la desaparición del aparato.

El día 2, la agencia oficial de la URSS afirmó que el Boeing 747 surcoreano se había desviado 500 kilómetros de su ruta, que efectuaba operaciones de espionaje y que su entrada por dos veces consecutivas en el espacio aéreo soviético había sido planeada con antelación. Según Tass los cazas de la URSS lanzaron disparos de advertencia contra el jumbo, pero sin llegar a derribarlo.

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El día 9, cuando había transcurrido más de una semana desde el incidente, el mariscal Nikolai Ogarkov, jefe del Alto Estado Mayor de la URSS y primer viceministro de Defensa, reconoció finalmente en una conferencia de prensa celebrada en Moscú que dos cohetes soviéticos habían derribado el jumbo. Sin embargo, limitó la responsabilidad de Moscú en el incidente al aclarar que la orden de disparar contra el avión de pasajeros había sido dada por mandos locales de la defensa antiaérea.

La Prensa de Moscú, sin embargo, siguió insistiendo en la inocencia soviética y culpando al espionaje norteamericano de haber utilizado el avión como señuelo para despertar a los sistemas de detección antiaérea de la URSS.

La Administración norteamericana acusó a Moscú de comportarse criminalmente y utilizó el incidente con fines propagandísticos, pero no tomó medidas efectivas contra la URSS. De hecho, posteriormente se supo que los servicios de espionaje norteamericanos habían grabado las conversaciones de los pilotos soviéticos y sabían desde el primer momento que en realidad se había tratado de un desgraciado accidente.

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