Crítica:

Unos vienen y otros se van

Marco Berriel forma parte de ese colectivo creciente de bailarines españoles retornados de la emigración que, como Luis Fuente, Víctor Ullate o Guillermina Coll pasaron años bailando con éxito en compañías extranjeras y al volver a su país buscan una inserción profesional que el escaso desarrollo del ballet en España les hace extremadamente difícil.Las cualidades personales de Marco Berriel como intérprete son de primera categoría: tiene la claridad de movimientos, la concentración y la chispa que hacen que su baile parezca siempre interesante.

Julia Olmedo está en vías de...

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Marco Berriel forma parte de ese colectivo creciente de bailarines españoles retornados de la emigración que, como Luis Fuente, Víctor Ullate o Guillermina Coll pasaron años bailando con éxito en compañías extranjeras y al volver a su país buscan una inserción profesional que el escaso desarrollo del ballet en España les hace extremadamente difícil.Las cualidades personales de Marco Berriel como intérprete son de primera categoría: tiene la claridad de movimientos, la concentración y la chispa que hacen que su baile parezca siempre interesante.

Julia Olmedo está en vías de seguir el camino inverso: formada aquí, entró muy Joven en el Ballet Nacional, donde destacó en seguida como solista.

Kalejira

Foro,s. Bailarines: Leda Berriel, Lina Cruz, Julia Olmedo, Jane San Martín, José Manuel Rodríguez, Marco Berriel, Pablo Molero y Sebastián González. Coreografia y, dirección: Marco Berriel. Madrid, Centro Cultural de la Villa, jueves 9 de junio de 1988.

Con el paso del tiempo se acabó encontrando con la amenaza del estancamiento y dentro de unas semanas se marchará a Lausanne para integrarse en la nueva compañía de Maurice Béjart.

Julia Olmedo y Marco Berriel presentaron el pasado año algunas piezas cortas y realizaron una coreograrla en la mejor tradición paródica de la danza clásica (Petrovskys pas de deux, sobre la música del celebérrimo Tchaikovisky's pas de deux de George Balanchine, que el Ballet Nacional tiene en su repertorio desde hace varios años).

Ahora, el intento de presentar un prograin a largo (Kalejira) para el Madrid en Danza no acaba de cuajar. Los bailarines que los acompañan son competentes, pero coreográficamente las piezas presentadas carecen de garra.

Aparte del Petrovsky's, que guarda muchísima gracia, y algún atisbo del baile del propio Berriel, merece destacarse el solo de Juba Olmedo en el juego de damas, montado sobre una tierna nana que canta Lole, en que la bailarina muestra de nuevo esas cualidades -rotunda presencia escénica, alegnía d e movimiento y personalidad y delicadeza en el matiz expresivo- que siempre la caracterizaron.

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