Crítica:'POP'

Nacidos para el directo

El rock and roll, como el blues y el soul, es una música nacida para ser interpretada y escuchada en directo, buscando el calor del público y lejos de la engañosa seguridad de los estudios de grabación. Los Elegantes, después de casi 10 años como grupo, siguen confiando plenamente en este planteamiento, ofreciendo en vivo una de las opciones más serias del actual pop español.Hacía más de dos años que no actuaban en una sala madrileña, y en ese tiempo han variado mínimamente su planteamiento escénico: buen sonido, un puñado de canciones de calidad y litros de sudor. Una fór...

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El rock and roll, como el blues y el soul, es una música nacida para ser interpretada y escuchada en directo, buscando el calor del público y lejos de la engañosa seguridad de los estudios de grabación. Los Elegantes, después de casi 10 años como grupo, siguen confiando plenamente en este planteamiento, ofreciendo en vivo una de las opciones más serias del actual pop español.Hacía más de dos años que no actuaban en una sala madrileña, y en ese tiempo han variado mínimamente su planteamiento escénico: buen sonido, un puñado de canciones de calidad y litros de sudor. Una fórmula tan simple y efectiva como el mismo rock and roll.

En los primeros temas de este reencuentro con su viejo público sorprendió la presencia de dos voces femeninas, unos coros que amenazaban dulcificar el sonido global. Afortunadamente no fue así, adoptando un prudente segundo plano que enriquecía los arreglos de algunas composiciones y, junto a los teclados, daba mayor libertad al resto del grupo.

Los Elegantes

Emilio López (voz solista y guitarra), Juan Manuel del Olmo (guitarra solista, armónica y voces), José Luis de la Peña (bajo), Carlos Hens (batería y voces) y Emilio López Galiacho (teclados). Sala Universal. Madrid, 9 de junio.

Y menudo grupo, con dos guitarras finas, brillantes y afiladas como cuchillas, y un bajo que ocupa, sobrio y seguro, el lugar que le corresponde. Por otro lado, debe ser agradable trabajar en la creación de una buena banda de rock con un batería como Carlos Hens, un auténtico músico que arropa continuamente a sus compañeros, que giran confiados alrededor de la columna sonora creada a golpes de tambor.

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