FERIA DE NIMES

'Savoir faire"

La aparición del Niño de la Taurina en la feria nimeña ha tenido éxito. Cortar una oreja, la del cuarto de la tarde, puede tener su importancia en el cómputo general de éxitos, pero su mayor logro ha estado en demostrar a la afición francesa que es en la actualidad el cabeza de su escalafón. Totalmente recuperado del aparatoso percance que sufrió semanas pasadas, en el ojo izquierdo, el Niño de la Taurina estuvo ayer en torero mandón ante su primero: astado con genio, revolviéndose en un palmo de terreno y cabeceando los engaños con reiteración. Vamos, un capricho. Y ahí estaba el noviller...

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La aparición del Niño de la Taurina en la feria nimeña ha tenido éxito. Cortar una oreja, la del cuarto de la tarde, puede tener su importancia en el cómputo general de éxitos, pero su mayor logro ha estado en demostrar a la afición francesa que es en la actualidad el cabeza de su escalafón. Totalmente recuperado del aparatoso percance que sufrió semanas pasadas, en el ojo izquierdo, el Niño de la Taurina estuvo ayer en torero mandón ante su primero: astado con genio, revolviéndose en un palmo de terreno y cabeceando los engaños con reiteración. Vamos, un capricho. Y ahí estaba el novillero, sometiendo, aguantando y pisándole los terrenos; demostrando en definitiva que cuando se conoce el oficio quien debe mandar siempre es el torero. Savoir faire, le dijeron por los tendidos y bien que lo sabe el Niño de la Taurina.

González / Niño de la Taurina, Villanueva, Denis Lore

Cinco novillos de Manuel González y uno de Sánchez Dalp, bien presentados, encastados y nobles. Niño de la Taurina: palmas y salida al tercio; oreja. Juan Villanueva: palmas y salida al tercio; silencio. Denis Lore: oreja; silencio.Arenas de Nimes, 18 de mayo. Primera corrida de feria.

Blando y noblote

Ante el del éxito, blando y noblote, estuvo torero de principio a fin. Vistoso con el capote: cuajadas verónicas, alegres chicuelinas, rematadas con la media y revolera. Midió bien en varas ante la ejecutoria excelente del picador Andarín. Y en banderillas cuadró seguro. Su repertorio personal salió a relucir con la muleta, tras el inicio habitual del pase cambiado. Salía a relucir nuevamente el savoir faire. La afición francesa, ensimismada, provocaba el silencio continuado en el magno anfiteatro, que sólo rompía tras las series rematadas que ofrecía el diestro. Dos tandas de derechazos y redondos, llevando el toro largo y rematando atrás, cargando la suerte y planchada la franela, provocaban el entusiasmo de la afición.Completaban la terna dos diestros franceses, Juan Villanueva y Denis Lore. Junto al Niño de la Taurina iban de simple acompañamiento, pero nunca de rivales. Villanueva, lejos de saber ofrecer lidia apropiada a las condiciones de la res, se dedica a ejercer el pase pensado y así le salen las cosas: mal. A Denis Lore le dieron una oreja de regalo, tal vez por paisanaje. Su obsesión es pegar pases, cuantos más mejor, y así se fue el tercero de la tarde sin oreja al desolladero; y también sin torear. Interesantes fueron los novillos de Manuel González, encastados y noblotes; para empezar, esta buena afición se dio por satisfecha.

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