FESTIVAL DE CANNES

'El Dorado', de Saura, protagonista de la primera jornada española

Ayer se presentó El Dorado, de Saura, en la sección oficial competitiva. El filme tuvo una acogida tibia en la sesión matinal, dedicada a los medios informativos. No obstante, si se tiene en cuenta que su nivel como producto industrial es muy alto y que esto ha pesado mucho en los criterios estimativos de este festival durante sus últimas ediciones, El Dorado se baraja ya como uno de los títulos que pueden figurar en la lista final de premios, aunque sus resultados estéticos sean insatisfactorios. Completó la jornada una película de Paul Schrader sobre el famoso secuestro de Patt...

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Ayer se presentó El Dorado, de Saura, en la sección oficial competitiva. El filme tuvo una acogida tibia en la sesión matinal, dedicada a los medios informativos. No obstante, si se tiene en cuenta que su nivel como producto industrial es muy alto y que esto ha pesado mucho en los criterios estimativos de este festival durante sus últimas ediciones, El Dorado se baraja ya como uno de los títulos que pueden figurar en la lista final de premios, aunque sus resultados estéticos sean insatisfactorios. Completó la jornada una película de Paul Schrader sobre el famoso secuestro de Patty Hearst, muy poco convincente.

El Dorado creó justificada expectación. Contribuyeron a ella, además del alto presupuesto de su producción y de la celebridad de Carlos Saura, la buena disposición de los dirigentes de Cannes 88 al conceder al filme español una de las jornadas de lujo del festival; y la singularidad del personaje Lope de Aguirre, mundialmente famoso a causa de la película de Werner Herzog La cólera de Dios.

Esta expectación quedó en parte satisfecha por el alto nivel de El Dorado en cuanto a producción. Pero, por contra, los resultados estéticos de la película son insatisfactorios, por la desproporción entre la altura de su calidad industrial y la pequeñez de su calidad artística.

La película cuenta, en efecto, con un excelente reparto, con una fotografía envidiable, con un derroche de medios y un argumento fascinante. Pero, cinematográficamente hablando, tan sólo se mantiene durante los primeros 60 de sus 160 minutos de metraje.

En esta su primera hora de duración, El Dorado es digna de el mejor cine de Carlos Saura. Pero, a partir de la muerte del personaje Ursúa —bien interpretado por Lambert Wilson—, el relato va debilitándose, hasta perder por completo su vigor inicial.

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