Tribuna:

Superstición

No entiendo la estridente carcajada planetaria de ayer, cuando supimos que Reagan toma decisiones después de consultar a sus astrólogos de cabecera. Es más, confieso que la noticia me tranquilizó mucho. Estaba yo convencido de que el emperador tomaba decisiones asesorado por los Rambos del Pentágono, los chips de la CIA, los yuppies de Wall Street, los nietos de Milton Friedman, los sociómetras de la escuela de Yale y otros tipos sin entrañas. La superstición astrológica del matrimonio Reagan no sólo es el único dato simpático que emite la Casa Blanca en estos últimos años...

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No entiendo la estridente carcajada planetaria de ayer, cuando supimos que Reagan toma decisiones después de consultar a sus astrólogos de cabecera. Es más, confieso que la noticia me tranquilizó mucho. Estaba yo convencido de que el emperador tomaba decisiones asesorado por los Rambos del Pentágono, los chips de la CIA, los yuppies de Wall Street, los nietos de Milton Friedman, los sociómetras de la escuela de Yale y otros tipos sin entrañas. La superstición astrológica del matrimonio Reagan no sólo es el único dato simpático que emite la Casa Blanca en estos últimos años, sino que explica por qué se incumplieron aquellas expectativas apocalípticas que todos temíamos. Las cosas nos fueron bastante mal durante el reganato, de acuerdo, pero hubieran sido catastróficas de no haber sido por la mediación de los astrólogos. Tiene razón el verso de Hölderlin: "donde está el peligro, allí surge también la salvación".Descreo de la astrología, pero creo que los astrólogos son gente sensata. Como trabajan con la mirada puesta en las estrellas, se cuidan mucho de tener los pies en la tierra para no meter la pata. Como lo suyo es el irracionalismo, pues suelen profetizar desde la lógica del sentido común. Es un ocultismo preventivo y, como tal, disuasivo. Y conociendo como conocemos los arrebatos bélicos de Reagan, su pasión vaquera por las acciones descabelladas, no quiero imaginar lo que hubiera pasado aquí de no ser por la sorda labor moderadora de los astrólogos. Además, son los únicos asesores presidenciales que están fuera del aparato burocrático, que habitan en el mundo real, y eso siempre es una garantía civil y civilizada a la hora de tomar grandes decisiones. Nos reímos porque el césar tiene asesores en el gremio de la astrología. Pero si de predecir se trata, no estoy muy seguro yo que haya más superstición en la astrología que en la economía, la sociología o la estadística. Estas o parecidas ciencias son excelentes para justificar los errores del pasado, pero nunca han logrado acertar la pedrea del futuro.

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