Editorial:

¿Adónde va la economía?

LA PUBLICACIÓN de los últimos índices relativos a la marcha de la economía permite plantearse algunos interrogantes sobre la misma y sobre la política económica en los próximos meses. La noticia más espectacular ha sido la publicación del. índice del coste de vida correspondiente al mes de marzo. El 0,7% de aumento registrado es una mala noticia que contrasta con la relativa moderación de los índices anteriores. Un análisis más detallado de los mismos permite, sin embargo, observar que ni el índice de marzo fue tan malo como se ha dicho ni los índices anteriores fueron tan buenos como parecían...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

LA PUBLICACIÓN de los últimos índices relativos a la marcha de la economía permite plantearse algunos interrogantes sobre la misma y sobre la política económica en los próximos meses. La noticia más espectacular ha sido la publicación del. índice del coste de vida correspondiente al mes de marzo. El 0,7% de aumento registrado es una mala noticia que contrasta con la relativa moderación de los índices anteriores. Un análisis más detallado de los mismos permite, sin embargo, observar que ni el índice de marzo fue tan malo como se ha dicho ni los índices anteriores fueron tan buenos como parecían. La razón estriba en el comportamiento de los precios de los productos alimenticios, que permanecieron prácticamente estancados en enero y febrero. Si se elimina este factor y sólo se tiene en cuenta el resto de los precios, lo cual es más lógico desde el punto de vista de una interpretación correcta de la marcha de la inflación, el crecimiento actual se encuentra en torno al 5,5%, lo cual se sitúa bastante más allá de las previsiones del Gobierno.En cuanto a los demás índices publicados, es de señalar la significativa disminución del paro registrado en los tres primeros meses del año, así como el fuerte aumento de las importaciones, confirmado por los datos correspondientes al mes de marzo. Si a ello se une el fuerte crecimiento del crédito al sector privado de la economía y el rápido aumento de las matriculaciones de automóviles a lo largo del primer trimestre, no es difícil concluir que la economía. española atraviesa una fase de rápido crecimiento que prolonga la registrada a lo largo de la segunda mitad del pasado año. Esta impresión ha llevado a los expertos del Gobierno a elevar sus previsiones de crecimiento en 1988 hasta el 47% en términos reales, lo cual constituye la tasa más elevada de los países industrializados.

Pero el problema con que se encuentran las autoridades económicas consiste en cómo mantener el crecimiento económico sin comprometer por ello los grandes equilibrios de la economía. La preocupación creada por el incremento del índice de precios al consumo ha provocado el anuncio de un próximo descenso del precio de la gasolina con objeto de enfriar el mencionado índice. Se trata, sin embargo, de una medida cuya popularidad no debe ocultar sus inconvenientes y, problemas: la disminución del precio de la gasolina no haría sino reforzar la demanda de consumo, ya de por sí elevada, mientras que de lo que se trata prioritariamente, si queremos alcanzar el nivel de vida medio de los países europeos, es de mantener el ritmo de la inversión en bienes de equipo. Por ello sería bastante más aconsejable reducir el precio del gasóleo, lo cual reforzaría la competitividad de las empresas y, permitiría consolidar el crecimiento del empleo y de las exportaciones.

Otra posibilidad, en el ámbito de la política monetaria, consiste en reducir el crecimiento de la oferta de dinero, que se encuentra en la banda superior del objetivo fijado por las autoridades a comienzos de año. Pero ello llevaría consigo un aumento de los tipos de interés, que todavía son más elevados, si se descuenta la inflación, que los practicados en el resto de los países de la Comunidad. Una medida de este género provocaría entradas adicionales de capital a corto plazo en España, con la consiguiente apreciación de la peseta. Desde el punto de vista de la gestión de la política monetaria, lo deseable sería restringir la cantidad de dinero en circulación sin alterar por ello los tipos de interés, pero ello equivaldría, en las circunstancias actuales, a la cuadratura del círculo.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

La otra posibilidad consiste en limitar el aflujo de capitales extranjeros a corto plazo mediante medidas administrativas, pero ello contradice frontalmente el movimiento general hacia la liberalización de los movimientos de capital, al menos dentro de la Comunidad, y no haría sino retrasar lo inevitable. Desde esta perspectiva sería mucho más lógico liberalizar anticipadamente las salidas de capital español.

Se trata, pues, de dilemas que no son fáciles de resolver y en los que la demagogia puede intervenir para alterar el sentido de unas decisiones que serán importantes para el futuro de la economía en los próximos meses. La lucha contra la inflación debe ser mantenida, y para ello es fundamental que las negociaciones salariales transcurran dentro de unos límites razonables. Es preciso discutir seriamente las alternativas reales de la política económica y las posibilidades de mantener de una u otra forma el crecimiento de la inversión en los próximos meses. Sólo así será posible garantizar la creación de empleo y el mantenimiento de la competitividad de nuestros productos.

Archivado En