Greenpeace inspeccionará la base española en la Antártida

El buque Greenpeace se dirige hacia la isla Livingston, en las Shetland del Sur, para inspeccionar la base Juan Carlos I, instalada por investigadores españoles en el mes de enero. La base española se encuentra ahora abandonada debido a la proximidad del invierno austral. Los últimos españoles que la ocuparon, integrantes de una expedición militar, acaban de regresar a España.La expedición de Greenpeace pretende fondear en la Bahía del Sur, en la isla Livingston, zona donde se encuentra la base española, si las condiciones meteorológicas se lo permitan. Un grupo de científicos y tripula...

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El buque Greenpeace se dirige hacia la isla Livingston, en las Shetland del Sur, para inspeccionar la base Juan Carlos I, instalada por investigadores españoles en el mes de enero. La base española se encuentra ahora abandonada debido a la proximidad del invierno austral. Los últimos españoles que la ocuparon, integrantes de una expedición militar, acaban de regresar a España.La expedición de Greenpeace pretende fondear en la Bahía del Sur, en la isla Livingston, zona donde se encuentra la base española, si las condiciones meteorológicas se lo permitan. Un grupo de científicos y tripulantes desembarcará para observar sobre el terreno y documentarse gráficamente acerca del impacto ambiental de la base y de los métodos empleados para eliminar los residuos.

Hace unos días la bióloga Josefina Castellví, integrante de la expedición científica que instaló la base antártica Juan Carlos I, declaraba que la única forma de eliminar los residuos en la Antártida era verterlos en el medio ambiente.

Xabier Pastor, presidente de Greenpeace en España, que no comparte los argumentos de Castellví, ha dicho: "Hasta leer las declaraciones de la doctora Castellví, nos sentíamos muy tranquilos sobre la actitud de los ocupantes de la base española para con el medio ambiente. Ahora ya no lo estamos tanto. Después de un año de vivir en la Antártida, cuatro voluntarios de nuestra organización han llevado de vuelta a Nueva Zelanda 100 barriles de residuos, incluyendo siete toneladas de detritus humanos. Si Greenpeace lo puede hacer, una expedición del Gobierno español que pasa tres meses en la Antártida no debe tener dificultades para llevar a cabo una operación similar".

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