Las 'favelas', una solución

Para, las autoridades de Río de Janeiro, Rocinha y las demás favelas son un foco permanente de preocupación. Y más para los habitantes de la elegante zona sur, que se ven constantemente amenazados por marginales que se refugian en las favelas. Saben también que las favelas tienden a levantarse en las faldas de los morros más espectaculares, dominando ViStILs espléndidas del Atlántico, lo que significa zonas supervaloradas para la especulación.El antropólogo Darcy Ribeiro, que fue vicegobernador en el gobierno del socialista Leonel Brizola, defendía una tesis que esc...

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Para, las autoridades de Río de Janeiro, Rocinha y las demás favelas son un foco permanente de preocupación. Y más para los habitantes de la elegante zona sur, que se ven constantemente amenazados por marginales que se refugian en las favelas. Saben también que las favelas tienden a levantarse en las faldas de los morros más espectaculares, dominando ViStILs espléndidas del Atlántico, lo que significa zonas supervaloradas para la especulación.El antropólogo Darcy Ribeiro, que fue vicegobernador en el gobierno del socialista Leonel Brizola, defendía una tesis que escandalizó a la prensa conservadora y ala alta burguesía de la ciudad. Ribeiro afirmaba que, más que un problema, la favela era una solución.

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Amparado en encuestas e investigaciones, afirmaba que la población de lasfavelas está formada invariablemente por una mayoría de inmigrantes de zonas miserables del país. Allí encuentran vivienda próxima a sus lugares de trabajo.

Esa "solución natural y desordenada", según Ribeiro, debería merecer del Estado una atención específica: recursos capaces de transformarla de concentraciones irregulares y desatendidas en "barrios proletarios, con luz, agua, servicios de limpieza y sanidad, escuelas, puestos de salud".

Se calcula que entre 1,2 y 1,6 millones de habitantes de Río viven en favelas, colgados en los morros, sin ninguna infraestructura urbana. En ese universo habitacional Rocinha es considerada una favela de lujo: la casi totalidad de sus edificaciones es de ladrillo y hay hasta edificios de apartamentos. Uno de ellos tiene siete plantas. En cada piso hay un baño colectivo y pequeños cubículos de unos 12 metros cuadrados, que los inquilinos llaman departamentos y por los que pagan alquileres mensuales entre seis y 30 dólares.

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