La guerra de los portavoces

El Gobierno vasco ha sido incapaz de ponerse de acuerdo en un año sobre un candidato común que desempeñe las funciones de portavoz del Gabinete. El conflicto, resuelto en fecha reciente por el salomónico recurso de dividir el puesto entre dos personas, una nacionalista y otra socialista, ha derivado también en una escaramuza de guerra lingüística. Uno de los portavoces habla siempre en lengua vasca y traduce luego al castellano mientras el otro comparece ante los informadores acompañado de un intérprete al euskera.El acuerdo de coalición entre el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y el Pa...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El Gobierno vasco ha sido incapaz de ponerse de acuerdo en un año sobre un candidato común que desempeñe las funciones de portavoz del Gabinete. El conflicto, resuelto en fecha reciente por el salomónico recurso de dividir el puesto entre dos personas, una nacionalista y otra socialista, ha derivado también en una escaramuza de guerra lingüística. Uno de los portavoces habla siempre en lengua vasca y traduce luego al castellano mientras el otro comparece ante los informadores acompañado de un intérprete al euskera.El acuerdo de coalición entre el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y el Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE) prevé el nombramiento de un portavoz consensuado y capaz de expresarse en las dos lenguas de la comunidad autónoma. Los candidatos propuestos por uno y otro partido han sido rechazados por la otra parte, mientras el peneuvista Joseba Arregui, consejero de Cultura, prolongaba durante 12 meses su designación provisional.

Más información

Desde hace 15 días, Arregui alterna su comparecencia semanal ante la Prensa con el independiente José Ramón Recalde, consejero de Educación designado por los socialistas. Recalde, fundador de una escuela en lengua vasca de San Sebastián, desconoce el euskera, como la práctica totalidad de los dirigentes y cuadros del PSE-PSOE. El socialismo vasco es monolingüe en una sociedad que apuesta mayoritariamente por el bilingüismo.

La réplica no se hizo esperar. Arregui dirige desde entonces a los periodistas sus explicaciones y respuestas primero en euskera y después las traduce al castellano. El furor bilingüe del consejero de Cultura, más próximo a un uso de la lengua vasca como arma arrojadiza inducido por la competencia que a un esfuerzo de normalización, no se había producido durante el año que ocupó en solitario las funciones de portavoz.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En