El presupuesto estadounidense

El nuevo presupuesto del presidente Reagan tiene ciertos visos de realismo. Sus presupuestos anteriores han estado salpicados de ataques violentos a las funciones sociales fundamentales del Gobierno. Habrá batallas con los congresistas demócratas por las prioridades concretas, pero este presupuesto, ya restringido por un tratado de reducción del déficit con el Congreso, no provoca luchas tontas.Con este presupuesto, el héroe conservador de una generación ratifica la seguridad del punto esencial de los programas sociales de protección a los pobres. Su retórica ahora es conciliadora. De hecho, l...

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El nuevo presupuesto del presidente Reagan tiene ciertos visos de realismo. Sus presupuestos anteriores han estado salpicados de ataques violentos a las funciones sociales fundamentales del Gobierno. Habrá batallas con los congresistas demócratas por las prioridades concretas, pero este presupuesto, ya restringido por un tratado de reducción del déficit con el Congreso, no provoca luchas tontas.Con este presupuesto, el héroe conservador de una generación ratifica la seguridad del punto esencial de los programas sociales de protección a los pobres. Su retórica ahora es conciliadora. De hecho, los programas sociales, en general, sufrán un incremento. Más sorprendente es el aumento de 1.000 millones de dólares para educación, lo que supone una ayuda importante para los pobres y las clases bajas. El año pasado, Reagan trató de obtener un recorte de 5.000 millones, y existe un fuerte simbolismo en el hecho de que finalmente, después de todos estos años, haya abandonado sus esfuerzos de matar las corporaciones de servicios.

El presidente está además limitado por la fuerza de los demócratas en el Congreso, ahora que controlan ya el Senado. Aprendió los límites de su poder a principios del año pasado, cuando sus vetos a dos partidas presupuestarias, la de autopistas y la de obras públicas, fueron rechazados. No hubo más vetos desde entonces.

19 de febrero

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