Tribuna:

Final sin gloria de un político de talla

Spyros Kyprianu, nacido en 1932 en la ciudad portuaria de Limasol, abandona la presidencia de Chipre sin la gloria a que la lucha de toda una vida le hace merecedor. Lo impide una campaña electoral en la que han menudeado los ataques personales y en la que ha sido destinatario de las acusaciones de juego sucío. Pero nadie puede negarle una gran talla política, que contrasta con su pequeña estatura física.A la muerte de Makanos, en 1977, Kyprianu, por entonces presidente de la Cámara de Representantes, asumió la herencia política del arzobispo y logré que hicieran otro tanto el resto de los par...

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Spyros Kyprianu, nacido en 1932 en la ciudad portuaria de Limasol, abandona la presidencia de Chipre sin la gloria a que la lucha de toda una vida le hace merecedor. Lo impide una campaña electoral en la que han menudeado los ataques personales y en la que ha sido destinatario de las acusaciones de juego sucío. Pero nadie puede negarle una gran talla política, que contrasta con su pequeña estatura física.A la muerte de Makanos, en 1977, Kyprianu, por entonces presidente de la Cámara de Representantes, asumió la herencia política del arzobispo y logré que hicieran otro tanto el resto de los partidos. En las elecciones de 1978 fue elegido sin oposición. En las de cinco años más tarde, un acuerdo entre su formación política, la centroderechista DIKO, y la comunista AKEL, le permitió ser reelegido con más del 56% de los votos. En 1985, el pacto se vino abajo.

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Kyprianu hizo valer entonces sus poderes constitucionales. Su postura inflexible obtuvo un relativo respaldo en las legislativas de diciembre de 1985. Es un hombre de convicciones democráticas sólidas.

Lo demostró cuando los coroneles fascistas se hicieron con el poder en Atenas, en 1967 (renunció a la cartera de Asuntos Exteriores). Y es un hombre valiente, cuya inflexibilidad aplica también cuando están en juego sus intereses personales o familiares.

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