André Ricard y Robinson Crusoe

Autor de muchos de los mejores objetos que nos rodean, André Ricard nació en Barcelona en 1929 y empezó su trabajo de pionero del diseño industrial, ("me sentía como Robinson Crusoe", suele decir) en 1958.Es miembro fundador de la Agrupación de Diseño Industrial (ADI/FAD) y presidente de la Asociación de Diseñadores Profesionales. A lo largo de su carrera, ha publicado numerosos artículos y varios libros, entre los que destacan, Diseño, por qué; Diseño y calidad de vida; Hablando de diseño.

Junto con los creadores Juan Antonio Blanc, Jordi Canellas, y Enric Franc, además de Carlo...

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Autor de muchos de los mejores objetos que nos rodean, André Ricard nació en Barcelona en 1929 y empezó su trabajo de pionero del diseño industrial, ("me sentía como Robinson Crusoe", suele decir) en 1958.Es miembro fundador de la Agrupación de Diseño Industrial (ADI/FAD) y presidente de la Asociación de Diseñadores Profesionales. A lo largo de su carrera, ha publicado numerosos artículos y varios libros, entre los que destacan, Diseño, por qué; Diseño y calidad de vida; Hablando de diseño.

Junto con los creadores Juan Antonio Blanc, Jordi Canellas, y Enric Franc, además de Carlos Marábal, Josep Maria Trias y Yves Zimmermann, en el otoño de 1977, interesó a Jordi Llovet para que los pusiera al día en ciertos temas teóricos (aquel seminario fue la base del libro de Llovet Ideología y metodología del diseño).

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Cuando uno le pregunta a Ricard sobre estas cuestiones no puede evitar el recuerdo de aquella época en que se consideraba que hacer una lampara (como hacer cualquier otra cosa de cualquier otra índole) implicaba arreglar o desarreglar el mundo:

"Yo viví los momentos terminales de una edad de oro del diseño, hace 20 años. Nosotros nos sentíamos apóstoles. Recuerdo las charlas con Tomás Maldonado, que duraban hasta las tres de la madrugada, y en las que hablábamos del diseño, pero también del mundo. Entonces éramos jóvenes, y en eso invertíamos nuestra energía; ahora se la invierte en tener éxito. Había explicaciones, análisis, pero sobre todo pasión. Creo que la teoría es necesaria; sin teoría, los críticos no saben en qué apoyarse. Pero creo que la teoría está implícita en lo que se hace; la teoría está en la definición que uno formule sobre el diseño. Ahora bien: el exceso de reflexión puede cerrar conductos, y yo, al enfrentarme con los problemas, prefiero tener todos los canales abiertos".

50 autores

"Las cosas, así, penetran libremente", añade. "Se publican aquí muchos libros sobre diseño de autores extranjeros, pero no hay una producción propia. A mí me gustaría que no sólo diseñadores, sino también los antropólogos, los filósofos y los sociólogos escribieran sobre diseño. Me gustaría ver estudios de un Félix de Azúa [novelista, ensayista], por ejemplo, sobre la influencia que tienen los objetos de diseño en el entorno de la gente. Hay que pensar que somos 50 personas las que estamos creando los objetos que rodean a los españoles".

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