Reportaje:

Comprometido comprometerse

Escasa participación de los españoles en asociaciones de derechos humanos

La participación de la sociedad española en organizaciones no gubenamentales que trabajan en la defensa de los derechos humanos sigue siendo notablemente inferior a la de otras sociedades de su entorno sociopolítico. La falta de tradición asociativa es una de las causas apuntadas por los expertos. La consecuencia, más debilidad que en otros países de entidades como Amnistía Internacional, Cruz Roja o Greenpeace. El próximo 10 de diciembre se celebra el Día Universal de los Derechos Humanos.

Distintas fuentes opinan que se trata de una herencia de la dictadura, en la que resultaba compro...

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La participación de la sociedad española en organizaciones no gubenamentales que trabajan en la defensa de los derechos humanos sigue siendo notablemente inferior a la de otras sociedades de su entorno sociopolítico. La falta de tradición asociativa es una de las causas apuntadas por los expertos. La consecuencia, más debilidad que en otros países de entidades como Amnistía Internacional, Cruz Roja o Greenpeace. El próximo 10 de diciembre se celebra el Día Universal de los Derechos Humanos.

Distintas fuentes opinan que se trata de una herencia de la dictadura, en la que resultaba comprometido comprometerse, que sólo podrá solucionarse con el tiempo. Incluso hoy quedan personas que piden colaborar en secreto. El déficit participativo expresa asimismo una tendencia a considerar que los problemas los debe resolver el Gobierno.Asociaciones que en otros países cuentan con estructuras capaces de movilizar numerosos recursos tienen que trabajar en España casi con lo puesto. Un dato: fuentes de Greenpeace afirman que cerca del 80% de sus socios en España ha sido captado gracias a los anuncios gratuitos que publica EL PAÍS.

Dirigentes de estas organizaciones indican que la Administración no facilita como debiera su desarrollo. En este sentido recuerdan cómo el proyecto de facilitar a los contribuyentes para que puedan destinar el 0,52% del IRPF a la Iglesia católica "o a otros de interés social" estaba sin concretar. Posteriormente el Congreso aprobó una enmienda de Izquierda Unida por la que el Gobierno se compromete a concretar tales fines. Sin embargo desde 1985 se eliminó la norma por la que se podía deducir de la declaración de impuestos hasta el 15%. de las donaciones a entidades benéficas.

Vacío social

Algunos datos reflejan la diferencia de apoyo social, incluso en las grandes, como Cruz Roja Española, entidad autónoma tutelada por el Estado, que tiene 600.000 socios. La Cruz Roja de Alemania Federal cuenta con casi cuatro millones; la de Francia, con 1,2 millones, y la de Holanda, con más de. 1,5 millones, aunque hay otras, como la del Reino Unido, que tienen 200.000.La defensa de los presos de conciencia que purgan su disidencia en todo el planeta y la lucha contra los juicios injustos, la pena de muerte y la tortura cuenta con el apoyo de 4.000 socios de la sección española de Amnistía Internacional. La sección holandesa de la misma organización supera los 70.000.

Greenpeace nació para llenar el inmenso hueco que los Gobiernos dejan vacío en la protección de bienes ecológicos en peligro de extinción. Mientras en España cuenta con 14.000 personas que colaboran en su trabajo, en Alemania Occidental y en Holanda tiene el apoyo de 200.000 personas; en Suecia y el Reino Unido, de 100.000, y en Estados Unidos, de 500.000. Estas diferencias se reflejan también en organizaciones como Cáritas o Aldeas Infantiles SOS.

La mayoría, salvo algunas grandes, como Cruz Roja, tiene que basar su trabajo en el voluntarismo de algunas personas, y su efectividad en la difusión que de sus temas hacen los medios de comunicación. Sus estructuras se reducen a plantillas escasas con salarios poco competitivos. Cualquier pequeña empresa comercial cuenta con más medios para desarrollar su trabajo.

José Antonio Martín Pallín dirige la Asociación Pro Derechos Humanos, que desde 1977 sólo ha logrado reunir el apoyo de 2.000 personas. Opina que aunque el índice de afiliación es bajo para lo que se puede esperar de una sociedad como la española, ello no se debe a la idea extendida de que el español es poco asociativo, sino a 40 años en los que el asociacionismo era perseguido como un delito.

"La Administración no tiene interés en vertebrar a la sociedad civil a través de los grupos de presión", dice Xavier Pastor, presidente de Greenpeace España. Opinión que comparten buena parte de las otras asociaciones mencionadas.

El apoyo de la Administración a este tipo de asociaciones puede realizarse fundamentalmente mediante dos formas: la exención de impuestos y las subvenciones. Sobre esta última, las organizaciones mantienen distintas posturas. Algunas, como Amnistía Internacional y Greenpeace, no recurren a subvenciones estatales para evitar problemas de dependencia. La principal fuente de subvenciones para organizaciones humanitarias es la Dirección General de Acción Social del Ministerio de Trabajo, que el pasado año concedió 1.200 millones.

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