Editorial:

Fracaso de Jaruzelski

LA DERROTA del gobierno polaco en el referéndum celebrado sobre la adopción de reformas económicas y políticas demuestra que el general Jaruzelski no midió bien sus fuerzas a la hora de afrontar una prueba difícil. No obstante, el fracaso de Jaruzelski debe matizarse a la vista de la ley de referendum vigente en Polonia, que exige una mayoría absoluta del censo para considerar que la propuesta sometida a los ciudadanos ha sido aprobada. Entre los votantes, el gobierno polaco obtuvo una mayoría de votos favorables. Pero considerando el censo en su conjunto, los que se han aprobado las reformas ...

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LA DERROTA del gobierno polaco en el referéndum celebrado sobre la adopción de reformas económicas y políticas demuestra que el general Jaruzelski no midió bien sus fuerzas a la hora de afrontar una prueba difícil. No obstante, el fracaso de Jaruzelski debe matizarse a la vista de la ley de referendum vigente en Polonia, que exige una mayoría absoluta del censo para considerar que la propuesta sometida a los ciudadanos ha sido aprobada. Entre los votantes, el gobierno polaco obtuvo una mayoría de votos favorables. Pero considerando el censo en su conjunto, los que se han aprobado las reformas no han pasado del 46%.Por otra parte, el hecho de que el referendum haya tenido lugar, en unas condiciones de limpieza que la sorpresa del resultado confirma, es algo positivo. A los electores se les formulaban dos preguntas: una sobre la necesidad de una reforma económica, que entraña un fuerte aumento de precios en dirección a la realidad del mercado; y la segunda sobre la reforma política, con medidas que amplían el estrecho marco de la participación ciudadana en el sistema.

Un factor a tener en cuenta en el resultado es la actitud de la oposición, más o menos nucleada en torno a las figuras de Solidaridad, pero que tiene una influencia difusa en amplias capas del país. Cuando decidió someter las reformas a referendum, Jaruzelski inició una negociación con representantes de la oposición para lograr que ésta se pronunciase a favor de las reformas. Pero no hubo acuerdo y el principal error de Jaruzelski ha sido creer que podía tener éxito sin él.

El fracaso del referendum se puede deber también en gran parte a que se pedía a los ciudadanos que aprobasen una fuerte subida de precios. Ahora, el problema decisivo de cómo sacar a Polonia de la postración económica en que se encuentra sigue en pie. Nadie nadie niega que es imprescindible que los ciudadanos modifiquen una actitud de despego e indiferencia que se traduce en una bajísima productividad. En este terreno, los resultados del referendum confirman la tesis que siempre ha defendido la oposición -y que Lech Walesa ha reiterado- de que el diálogo y la negociación entre el poder y las fuerzas de oposición es imprescindible para abrir una perspectiva de superación del desastre que vive Polonia. Una de las conclusiones lógicas del referendum parece ser que la reforma política debe profundizarse. Es difícil saber cuales van a ser las reacciones de Jaruzelski después de lo sucedido. El no en la consulta, a los 40 años de régimen comunista, en cuanto se le ha dado a la opinión la oportunidad de expresarse libremente, es una tragedia personal para él pero también un aviso para cualquier proceso de deshielo en el Este.

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