Crítica:POP

Chicos felices

Las canciones joviales del cuarteto británico The Housemartins divirtieron a alguno de los más de 4.000 espectadores en el segundo de sus recitales españoles. Los organizadores habían previsto el posible aumento en la demanda de localidades y lograron cambiar a tiempo el lugar de la cita de una discoteca al Palacio de Deportes del Real Madrid.Los responsables del sonido no debieron de advertirlo igualmente. El volumen sonoro de voces e instrumentos apenas alcanzó a la mitad del recinto. Y el cuidado por la sonorización de las voces en el caso de un grupo como The Housemartins ha de ser sin dud...

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Las canciones joviales del cuarteto británico The Housemartins divirtieron a alguno de los más de 4.000 espectadores en el segundo de sus recitales españoles. Los organizadores habían previsto el posible aumento en la demanda de localidades y lograron cambiar a tiempo el lugar de la cita de una discoteca al Palacio de Deportes del Real Madrid.Los responsables del sonido no debieron de advertirlo igualmente. El volumen sonoro de voces e instrumentos apenas alcanzó a la mitad del recinto. Y el cuidado por la sonorización de las voces en el caso de un grupo como The Housemartins ha de ser sin duda preferente.

Juego instrumental

Concierto de The Housemartins

The Housemartins: P. D. Heaton, voz y guitarra ocasional; Stan Cullimore, guitarra y voz; Norman Cook, bajo y coros, y David Hemingway, batería y voz. Pabellón de Deportes del Real Madrid.Madrid, 28 de noviembre.

Los cuatro aparecieron, con media hora de retraso, con un juego instrumental de guitarras que preparó ya un buen comienzo animador, con el éxito Me and the farmer, tema que hubieron de repetir al final del concierto por el reclamo insistente del público, adolescente en su mayor parte, siempre agradecido y saltarín.En efecto, The Housemartins gozan de parecida audiencia a la del grupo vasco Duncan Dhu en estos momentos, y por poco que se esfuercen alcanzarán a admiradores de The Smiths, recientemente separados.

Crítica social

Influye poco en estos oyentes la crítica social de fondo en los textos del pop alegre y en apariencia desenfadado y pasajero de The Housemartins, recreadores de aquellos sonidos, sobre todo vocales, más simples y expresivos de la felicidad juvenil de los sesenta, desde la música playera de Jan Dean o la espontaneidad refinada de The Coasters a las armonías de fresco estilo británico de The Beatles.Sus melodías, por ello mismo, recuerdan a otras anteriores que se confunden en la memoria, cuando no optan directamente por recordar canciones de entonces con versiones muy personales. Es el caso de los temas interpretados a capella, sin instrumento musical alguno. The Housemartins muestran su predilección y afecto por los coros de iglesia, al gospel espiritual: So glad, Heaven help us all o Caravan of love, su adaptación vocal más conocida, cuya versión original, la del trío negro Isley, Jasper and Isley, no tuvo éxito hace menos de dos años.

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