El 80%, de las mujeres mastectomizadas sufre profundas depresiones que cambian su vida

El 80% de las mujeres mastectomizadas sufre cuadros depresivos, con impulsos suicidas excepcionalmente consumados, y ese porcentaje se reduce a un 10% una vez que se les reconstruye la mama mutilada para atajar el foco canceroso, según un estudio de la psiquiatra Rosa Gómez Rojo. Estos datos avalan la tendencia actual de extender el tratamiento conservador del cáncer de mama -extirpación sólo del tumor o del cuadrante afectado- y la reconstrucción mamaria.

Según José Avilés Velastegui, jefe del servicio de cirugía plástica del madrileño hospital Gregorio Marañón y organizador de la II S...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El 80% de las mujeres mastectomizadas sufre cuadros depresivos, con impulsos suicidas excepcionalmente consumados, y ese porcentaje se reduce a un 10% una vez que se les reconstruye la mama mutilada para atajar el foco canceroso, según un estudio de la psiquiatra Rosa Gómez Rojo. Estos datos avalan la tendencia actual de extender el tratamiento conservador del cáncer de mama -extirpación sólo del tumor o del cuadrante afectado- y la reconstrucción mamaria.

Más información

Según José Avilés Velastegui, jefe del servicio de cirugía plástica del madrileño hospital Gregorio Marañón y organizador de la II Semana Internacional de Cirugía de la Mama celebrada recientemente en ese centro, la mayoría de las mujeres desconoce que la Seguridad Social costea la operación, prótesis -unas 30.000 pesetas- y expansor -80.000 pesetas- necesarios para la reconstrucción mamaria.Esta generosidad de la administración ha sido literalmente arrancada por los especialistas, y aún subsisten resistencias. El doctor Avilés se queja de que en su centro -concertado- la administración no costea aún la compra del expansor, que permite una reconstrucción menos traumática. Este aparato se introduce bajo la piel del seno mutilado y se va inflando poco a poco. Cuando la piel se ha ajustado a ese nuevo volumen, se forma una cápsula natural y en ese hueco, previo desalojo del expansor, se introduce la prótesis definitiva.

Su ventaja estriba en que no precisa la extracción de tejido de otras zonas -la espalda o el abdomen- para recomponer la mama, y, así, la paciente se ahorra intervenciones y cicatrices extra. Según estimaciones de Rosa Pérez Cano, cirujana del Gregorio Marañón, apenas una cuarta parte de las mujeres mastectomizadas recurren a la reconstrucción mamaria. Esta baja tasa la atribuye a que unas mujeres, por su edad, prefieren no someterse nuevamente a operaciones y otras desconocen que la Seguridad Social lo costea. Avilés y su colega italiano Cristiano Dominici coinciden en que en el futuro, mediante un diagnóstico precoz y una intervención quirúrgica conservadora, hoy apenas difundida, la reconstrucción mamaria ganará en difusión y sencillez.

Pero ambos sostienen que para evitar la mastectomía es imprescindible el diagnóstico precoz -que implica constante autoexamen por la mujer y periódicas revisiones médicas- y que sólo en un 30% la subsistencia de esa operación puede atribuirse a resistencias tradicionalistas de los cirujanos. Un reciente congreso de oncología reveló que 25.000 de las 100.000 españolas mastectomizadas podrían haberse beneficiado de tratamiento conservador.

Indudablemente la calidad de vida baja bastantes enteros cuando la mujer está mastectomizada, según un estudio de la psiquiatra Gómez Rojo, del Gregorio Marañón, sobre medio centenar de pacientes: "Un 80% presentaba cuadros depresivos que no padecía con anterioridad a la mutilación de la mama; con pérdida de autoestima, con sentimiento de inferioridad, inhibición en las relaciones incluso muy frecuentemente deseos de suicidio, consumado en algunos casos". Sin, embargo, de las mujeres a las que se había un hecho cirugía reparadora, sólo un 10% presentaba aún cuadros depresivo. Ese porcentaje que aún padecía problemas lo formaban mujeres cuyos maridos se oponían a su reconstrucción física.

Horror al espejo

"No quieren ni mirarse al espejo cuando se bañan. Es un rechazo hacía su cuerpo que proyectan sobre los demás. Se cercenan la vida. Son personas que no van a la playa, a la piscina, que no se ponen vestidos con un mínimo escote o con manga corta". Una gran tristeza e irritabilidad definen su humor. El tratamiento psiquiátrico se revela poco menos que inútil ya que no actúa sobre el factor desencadenante: la mutilación.

El corolario del estudio es que la reconstrucción mamaria debe hacerse en beneficio de la salud mental y, además, lo antes posible para evitar que las reacciones de la mujer deriven en patológicas. Se observó, así, que cuando se tardó en recuperar la mama, "durante el tiempo que se sintió mutilada" la mujer cambió su vida y hábitos y llegó incluso a separaciones matrimoniales.

Archivado En