Los obispos de Irlanda piden a los católicos que suspendan toda relación con las organizaciones violentas

Todos los católicos de Irlanda escucharon ayer en misa un llamamiento de sus obispos para que suspendan toda relación con las organizaciones que abogan por la violencia. Según los obispos irlandeses, es pecado enrolarse en esas organizaciones o permanecer en ellas. La apelación de los obispos llega en el momento en que el Gobierno de Dublín ha accedido a entregar al Reino Unido a los sospechosos de actividades terroristas.

La República de Irlanda y la provincia británica del Ulster recordaron ayer con actos cívicos y religiosos a las víctimas ocasionadas el domingo anterior en la locali...

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Todos los católicos de Irlanda escucharon ayer en misa un llamamiento de sus obispos para que suspendan toda relación con las organizaciones que abogan por la violencia. Según los obispos irlandeses, es pecado enrolarse en esas organizaciones o permanecer en ellas. La apelación de los obispos llega en el momento en que el Gobierno de Dublín ha accedido a entregar al Reino Unido a los sospechosos de actividades terroristas.

La República de Irlanda y la provincia británica del Ulster recordaron ayer con actos cívicos y religiosos a las víctimas ocasionadas el domingo anterior en la localidad norirlandesa de Enniskillen, donde una carga de 20 kilos de explosivos provocó 11 muertos y más de medio centenar de heridos.En todas las iglesias católicas de la isla se leyó una declaración de los obispos en la que se decía que "no hay lugar para la ambivalencia" y que "ante la presente campaña de violencia republicana de aquellos que abogan por una Irlanda unida, la elección de todos los católicos es clara. Es una elección entre el bien y el mal".

Los prelados anatemizaron a los miembros del Ejército Republicano Irlandés (IRA), sin nombrar a la organización, y pidieron a la población que nos les apoye. "Es pecaminoso enrolarse en organizaciones comprometidas con la violencia o permanecer en ellas", dijeron los obispos. "Es pecaminoso apoyar a tales organizaciones o pedir a otros que lo hagan", añadieron.

En Dublín se celebró una ceremonia fúnebre especial en memoria de los muertos en Enniskillen, y en la catedral de Santa Ana, en Belfast, se llevó a cabo otro servicio religioso ecuménico. A la seis de la tarde, la capital irlandesa guardó un minuto de silencio.

La primera repercusión política de la matanza de hace ocho días ha sido la decisión del Gobierno irlandés, que encabeza Charles Haughey, de ratificar el tratado de extradición que permitirá la entrega a las autoridades británicas de los implicados en actos terroristas en el Reino Unido detenidos en la República de Irlanda. Haughey estaba tratando de negociar un cambio en la constitución de los tribunales antiterroristas del Ulster -quería que el juez único fuese sustituido por tres magistrados-, pero los acontecimientos de Enniskillen han debilitado políticamente su propósito.

Se espera que Haughey anuncie mañana ante el Parlamento irlandés su decisión, de modo que el tratado entrará en vigor el próximo 1 de diciembre. Este compromiso de Dublín es un nuevo contratiempo para el IRA, y es difícil vaticinar cómo va a influir en el futuro de la organización.

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La repulsa popular parece mayor que en otras ocasiones, cuando al cabo de escasas semanas se había olvidado el horror. La semana pasada una persona próxima al IRA dijo: "Políticamente el tiro no nos ha salido por la culata, nos hemos pegado un tiro en la cabeza". Ayer, sin embargo, un portavoz del Ejército Republicano Irlandés manifestaba que "nada va a impedir la capacidad del IRA para continuar" la lucha contra la presencia británica en el Ulster. "El corolario de lo que sucedió en Enniskillen no es un alto el fuego", añadía.

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