La CGT argentina supera el peligro de ruptura y convoca una nueva huelga general

La poderosa Confederación General del Trabajo (CGT), única central sindical de Argentina, superó su más grave crisis interna de los últimos años y decidió al mismo tiempo convocar una nueva huelga y concentración en la plaza de Mayo, el próximo 4 de noviembre, para repudiar el nuevo ajuste económico del Gobierno de Alfonsín.

Durante tres días, la CGT estuvo al borde de la ruptura definitiva. El conflicto ideológico latente desde hace tiempo estalló por la disputa de los cargos que sus dirigentes deben ocupar en la futura conducción del peronismo. La guerra pública enfrenta a las 62 ...

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La poderosa Confederación General del Trabajo (CGT), única central sindical de Argentina, superó su más grave crisis interna de los últimos años y decidió al mismo tiempo convocar una nueva huelga y concentración en la plaza de Mayo, el próximo 4 de noviembre, para repudiar el nuevo ajuste económico del Gobierno de Alfonsín.

Durante tres días, la CGT estuvo al borde de la ruptura definitiva. El conflicto ideológico latente desde hace tiempo estalló por la disputa de los cargos que sus dirigentes deben ocupar en la futura conducción del peronismo. La guerra pública enfrenta a las 62 organizaciones históricas con los 25 gremios que apoyan al peronismo renovador, y a un tercer sector que lidera Saúl Ubaldini, el actual secretario general de la CGT.Hace sólo cuatro años, en noviembre de 1983, el problema era hacerse cargo de la derrota electoral y condenar al culpable elegido. Entonces, como siempre desde que en julio de 1974 murió Juan Perón -fundador del Movimiento Nacional Justicialista- los dirigentes gremiales habían impuesto sobre los políticos sus decisiones y el voto popular castigó duramente ese método en 1983. Parecía iniciarse allí el ocaso de Lorenzo Miguel, eterno capo de la Unión Obrera Metalúrgica, la organización gremial más poderosa del país, que no pudo ser quebrada ni siquiera por la dictadura militar.

Miguel era, y lo es todavía, el líder de las 62 organizaciones: el grupo de gremios con mayor número de afiliados, que se constituyeron en "rama gremial" del peronismo en su origen. De acuerdo con la carta orgánica del Movimiento, a esa rama le corresponde elegir y designar al representante sindical en la conducción del partido.

Gestionar la victoria

Hoy, cuatro años más tarde, el problema es la victoria electoral. Después de aquella derrota, Miguel y sus aliados se refugiaron en los gremios y soportaron desde allí la embestida del Gobierno radical, que también soñó con partir en dos a la CGT y sufrió las consecuencias: ocho huelgas generales en tres años. En los últimos meses, confiado en una nueva ratificación de su política económica en las urnas, el radicalismo logró aliarse con un subgrupo de las 62, a los que en principio se conoció como los 15, y les cedió a ellos el Ministerio de Trabajo. Las elecciones del, 6 de septiembre pasado acabaron con el proyecto radical. El peronismo renovador, sin apoyo de los gremios, obtuvo una aplastante victoria en todo el país y recuperó la mayoría. Comenzó entonces la disputa por el poder dentro del peronismo.Antonio Cafiero, gobernador electo de la provincia de Buenos Aires y virtual líder del Movimiento, designó al dirigente de los taxistas, Roberto García como vicepresidente segundo en la lista única. Esta nominación desató la crisis. Lorenzo Miguel se basa en la carta orgánica y reclama ese derecho para las 62. Cafiero, sin embargo, aclaró de inmediato en un acto público que en las elecciones había ganado "el peronismo renovador" y advirtió que "si alguien se opone a nuestra lista, que forme otra y compita en la interna". La unidad ha sido, al fin, lograda.

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