En estado puro

Si las novelas de Jack Kerouac tuviesen continuidad en el tiempo y fuesen reflejo generacional de algunos protagonistas de la década de los ochenta, Michelle Shocked podría ser heroína de una nueva On the road. Nacida en Tejas, squatter en Holanda e inquilina en un barco sobre el Támesis londinense, su corta vida musical se ha desarrollado en la carretera, con pequeños clubes como partida y destino.Su música es un regreso a lo elemental, con la voz y la guitarra como únicos soportes para contar historias sencillas, experiencias personales aderezadas con toques de contestación, de...

Si las novelas de Jack Kerouac tuviesen continuidad en el tiempo y fuesen reflejo generacional de algunos protagonistas de la década de los ochenta, Michelle Shocked podría ser heroína de una nueva On the road. Nacida en Tejas, squatter en Holanda e inquilina en un barco sobre el Támesis londinense, su corta vida musical se ha desarrollado en la carretera, con pequeños clubes como partida y destino.Su música es un regreso a lo elemental, con la voz y la guitarra como únicos soportes para contar historias sencillas, experiencias personales aderezadas con toques de contestación, dentro de la más pura tradición del folk protesta de los sesenta. Las canciones de Michelle Shocked podrían encuadrarse dentro del country blues. Su punto de partida es el blues rural, con la técnica fingerpicking típica de los bluesman sureños, y recogido a través de intérpretes blancos como Woodie Guthrie. En Madrid se reveló como una buena intérprete, con problemas para comunicar canciones que necesitan ser comprendidas, y mostró inseguridad en algunos momentos, quizá fruto del parlanchín ambiente de la sala Universal, con un público dividido entre incondicionales y reacios a entrar en la ácida y poco habitual propuesta de la cantante tejana.