Manili es un jabato

Hacer el paseo con la corrida que salió ayer por los chiqueros merece ya la máxima consideración de los aficionados. Una corrida de presentación decimonónica por el trapío y espectacular en cuanto a las defensas.

Manili puso la nota vibrante de la tarde al enfrentarse a su primero, un manso de solemnidad, con la embestida descompuesta, y al que el de Cantillana le presentó pelea con un valor espartano. No pudo la faena tener brillantez pero tuvo eficacia, y sobre todo enorme emoción. Se trataba de uno de los toros más peligrosos que hemos visto en los últimos años. Manili estuvo hec...

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Hacer el paseo con la corrida que salió ayer por los chiqueros merece ya la máxima consideración de los aficionados. Una corrida de presentación decimonónica por el trapío y espectacular en cuanto a las defensas.

Manili puso la nota vibrante de la tarde al enfrentarse a su primero, un manso de solemnidad, con la embestida descompuesta, y al que el de Cantillana le presentó pelea con un valor espartano. No pudo la faena tener brillantez pero tuvo eficacia, y sobre todo enorme emoción. Se trataba de uno de los toros más peligrosos que hemos visto en los últimos años. Manili estuvo hecho un jabato. Previamente la música había sonado en honor de Pedro Santiponce, al llegarle a la cara en dos dramáticos pares de banderillas. En el cuarto, otro manso, con una arboladura aún mayor, aunque con menores dificultades, Manili también estuvo por encima de su enemigo.

Maza / Manili, T

Campuzano, CalvoCinco toros del conde de la Maza y 1º sobrero de Guadaira: muy bien presentados y mansos. Manili: vuelta; ovación. Tomás Campuzano: silencio; ovación. Luis Miguel Calvo, que tomó la alternativa: ovación; silencio. Plaza de la Maestranza, 26 de septiembre. Primera corrida de la feria de San Miguel.

Tomás Campuzano anduvo muy decidido con sus dos toros, otros dos mansos; especialmente, el primero. A este lo toreó sobre ambas manos, con decoro, y el público me pareció que estuvo frío con él, pues no consideró las dificultades del enemigo. El quinto se dejó torear algo mejor, y Campuzano lo intentó sin que la faena se saliera de la vulgaridad. Lo mató de una buena estocada.

Luis Miguel Calvo, en el de la alternativa, sobrero de Guadaira, por haberse devuelto a los corrales un ejemplar de Sayalero y Bandrés, estuvo aseado, que no fue poco, dada la mansedumbre de su enemigo. Banderilleó mejor al sexto que al primero, y a aquél, también manso, no supo robarle los muletazos que el animal tenía. La emoción estuvo toda la tarde presente en la plaza. Lástima que el juego de los toros no permitiera que también brillara el arte de torear.

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