Juan Pablo II concluye su viaje a EE UU con una defensa de la solidaridad

La palabra solidaridad ocupó ayer los espacios preferentes de los mensajes de Juan Pablo II en Detroit, su última etapa en Estados Unidos. Solidaridad social, entre naciones y como referencia a la organización que lleva este nombre en la Polonia natal de Karol Wojtyla fueron las distintas formas en que se aplicó el término en los discursos papales.

La despedida papal de Estados Unidos, país del que partió ayer, fue todo un canto a la grandeza de América que el Pontífice entonó ante el vicepresidente, George Bush, ante quien también recordó los problemas del desarme.Media docena de veces...

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La palabra solidaridad ocupó ayer los espacios preferentes de los mensajes de Juan Pablo II en Detroit, su última etapa en Estados Unidos. Solidaridad social, entre naciones y como referencia a la organización que lleva este nombre en la Polonia natal de Karol Wojtyla fueron las distintas formas en que se aplicó el término en los discursos papales.

La despedida papal de Estados Unidos, país del que partió ayer, fue todo un canto a la grandeza de América que el Pontífice entonó ante el vicepresidente, George Bush, ante quien también recordó los problemas del desarme.Media docena de veces repitió el Papa la palabra solidaridad en un párrafo de su discurso ante los polacos residentes en Detroit, que entre nativos y descendientes constituyen unas 600.000 personas del 1,5 millones de católicos de esta diócesis. Varios millares de ellos se concentraron en la ciudad de Hamtramck, con un Juan Pablo II radiante que tuvo como fondo de su discurso un tapiz de la Virgen negra de Czestochowa. Los congregados despidieron al Papa cantando una pieza tradicional polaca, Que vivas cien años, y se volcaron en aplausos al Pontífice, que reiteró la unión de los conceptos Dios y patria y recordó a la Iglesia ucraniana en la diáspora.

"En el nombre del futuro del hombre y del futuro de la humanidad fue preciso mencionar la palabra solidaridad", manifestó el Papa, recordando sus propias palabras pronunciadas el pasado mes de junio durante el viaje a Polonia. El Pontífice pidió a sus compatriotas que mantengan la unión entre fe y nación como una herencia que debe perpetuarse. Su discurso supuso un reconocimiento a los derechos de los polacos, concepto que también fue planteado por el Papa ante los ciudadanos de Detroit congregados en la plaza de Hart.

Derechos humanos y religiosos

Juan Pablo II expuso allí las palabras que no ha pronunciado en las Naciones Unidas, foro al que lamentó ayer no haber podido acudir, y abordó los temas del desarme, el mantenimiento de la paz y la creación de una nueva ética en la relación entre las naciones. "Para ser capaces de solidaridad global", dijo, "las naciones deben primero respetar los derechos humanos de sus ciudadanos y a su vez ser reconocidos por su gente como la expresión de su soberanía".Ante los ciudadanos de esta metrópoli norteña, el Pontífice se refirió a la vinculación entre derechos humanos y religiosos, en un acto en el que tomó parte como animadora la cantante de soul Aretha Franklin. El Capítulo de los Ateos Norteamericanos de Detroit obtuvo permiso para sobrevolar la plaza donde se realizaba la concentración, pero una vez finalizado el acto, con una avioneta portadora de una pancarta en la que podía leerse: "El ateísmo, una idea mejor".

El acto final de la jornada de ayer fue la despedida del Papa de EE UU. George Bush pudo oír el canto a América de Juan Pablo II: "La prueba suprema de tu grandeza es la manera en que tratas a todo ser humano, pero especialmente al más débil y al más indefenso".

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El Papa partió hacia Edmonton (Canadá), última etapa de su segundo viaje a América del Norte.

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