Toreo en calzoncillos

Ramos / Niño de la Capea, Ojeda, Joselito ,Cuatro toros de Andrés Ramos y tercero y quinto de Arribas, bien presentados, manejables y flojos. Niño de la Capea: silencio; ovación. Paco Ojeda: dos orejas; más palmas que pitos al saludar. Joselito: ovación; dos orejas.

Plaza de Aranjuez, 5 de septiembre. Primera corrida de feria.

EMILIO MARTÍNEZ

Ayer pudo verse en Aranjuez una nueva modalidad de suerte: el toreo en calzoncillos. Ocurrió en el tercero, que arrolló y cogió a Joselito, tras tropezar éste de forma tonta con su capote y caer al suelo. La taleguilla del diestro...

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Ramos / Niño de la Capea, Ojeda, Joselito ,Cuatro toros de Andrés Ramos y tercero y quinto de Arribas, bien presentados, manejables y flojos. Niño de la Capea: silencio; ovación. Paco Ojeda: dos orejas; más palmas que pitos al saludar. Joselito: ovación; dos orejas.

Plaza de Aranjuez, 5 de septiembre. Primera corrida de feria.

EMILIO MARTÍNEZ

Ayer pudo verse en Aranjuez una nueva modalidad de suerte: el toreo en calzoncillos. Ocurrió en el tercero, que arrolló y cogió a Joselito, tras tropezar éste de forma tonta con su capote y caer al suelo. La taleguilla del diestro quedó hecha trizas. Se temió un percance serio, que afortunadamente no llegó. Joselito se enrabietó y con las piernas al aire y luciendo un largo y blanco canzoncillo se adornó con tres bellas verónicas y una revolera. En los tendidos había comentarios para todos los gustos. Cuando se retiraba a tablas Joselito, pazcato él, se enrolló el capotillo a la cintura para taparse. De esta guisa quedaba hasta gracioso.

Joselito quiso vengarse del animal. Se le cruzaron los cables y descompuso al toro más de lo que ya estaba. Sus muletazos eran desgarbados y destemplados; ofreciendo una faena valiente, pero tremebunda y precipitada. Vistiendo unos vaqueros, en el sexto consiguió que el arte asomara en Aranjuez, y dio los más estéticos lances. Veroniqueó con su capotillo, embraguetado, con la suerte cargada y ganando terreno para cerrar la serie con una serpentina.

Bajó la calidad de su labor con la franela porque Joselito retorcía el cuerpo a la hora de embarcar. Salvo este defecto, su faena fue digna y entregada. Subió de enteros al final cuando dio tres magníficos naturales. Bajó cuando se dedicó al toreo pueblerino: desplantes y rodillazos. Mató de un horroroso bajonazo, pero público y presidente, tal vez por la gracia que les hizo los calzoncillos y los vaqueros, le otorgaron dos orejas.

Paco Ojeda aplicó su repertorio, tan adecuado a toros de escasa fuerza. Comenzó ambas faenas despegado para irse acercando y encunando conforme la debilidad del animal era más evidente. Superó con agallas algunos parones y también se encunó al matar a su primero. Se echó fuera con su segundo. Con el capotón quedó casi inédito.

Lo más meritorio del Niño de la Capea fue su gesto de salir a cuerpo limpio a realizar el quite a Joselito cuando estaba a merced del tercero. El resto del tiempo el salmantino estuvo fácil, aseado y menos corretón que de costumbre.

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