Editorial:

El desarrogo y el desarme

DESARME Y desarrollo es el tema de la conferencia que tiene lugar actualmente en la sede de la ONU con la participación de 126 países. Se trata de analizar los dos procesos contrapuestos del incremento de los gastos militares y de la permanencia de terribles condiciones de subdesarrollo en una gran parte de la Tierra. Y de examinar cómo los avances del desarme podrían facilitar fondos para impulsar la lucha contra el subdesarrollo.Estados Unidos es el gran y único ausente. Se ha negado a tomar parte, alegando que no existe ninguna relación entre desarme y desarrollo, y que la conferencia sólo ...

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DESARME Y desarrollo es el tema de la conferencia que tiene lugar actualmente en la sede de la ONU con la participación de 126 países. Se trata de analizar los dos procesos contrapuestos del incremento de los gastos militares y de la permanencia de terribles condiciones de subdesarrollo en una gran parte de la Tierra. Y de examinar cómo los avances del desarme podrían facilitar fondos para impulsar la lucha contra el subdesarrollo.Estados Unidos es el gran y único ausente. Se ha negado a tomar parte, alegando que no existe ninguna relación entre desarme y desarrollo, y que la conferencia sólo servirá para la demagogia tercermundista o ataques contra EE UU. No ha ocurrido así. Es cierto que el tema de la conferencia se presta a simplificaciones propagandísticas. Pero en su preparación, que ha durado varios años, se ha establecido un documento previo en el que se deja claro que desarme y desarrollo son dos procesos distintos. Que no es serio asociarlos mecánicamente dejando de lado el problema de la seguridad, preocupación que determina en gran parte la política de los Estados tanto en el problema del desarme como en el de las inversiones para el desarrollo. En la misma Prensa de Estados Unidos se ha criticado duramente esta política de silla vacía a la que propende la Administración de Ronald Reagan en este y en otros casos similares.

. La participación de la Comunidad Europea ha planteado problemas políticos. En virtud del Acta Única, los doce cooperan en política exterior, y el delegado de Dinamarca explicó la posición concertada entre los miembros de la Comunidad. Pero cuando existen, como en este caso, serias diferencias entre los Gobiernos europeos, esa cooperación desemboca en buscar un mínimo común denominador, que a nadie satisface. Ello determina que cada país haga luego su propia intervención. En este caso, Francia, que ha sido la iniciadora de la idea de la conferencia, tuvo una actitud más inclinada a ayudar al Tercer Mundo, lo que indignó al Reino Unido y la RFA, cuyos Gobiernos comparten la posición negativa de EE UU, si bien han enviado delegaciones a la ONU.

En ese marco, España dejó claro el criterio de que existe una íntima relación entre desarme y desarrollo, aunque no es automática y depende en gran medida de la voluntad política. Las dificultades para la adopción de medidas colectivas operativas son enormes, pero la ONU tiene que buscar vías para que este problema tan decisivo para los pueblos no sea marginado.

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Las decisiones de las conferencias de este género son recomendaciones, y su efectividad es limitada. Tiene más importancia el hecho de que la conferencia logre influir en los Gobiernos poniendo de relieve las terribles consecuencias que tiene la carrera de armamentos para el progreso de la humanidad. Las cifras a este respecto son escalofriantes. Es fundamental que la opinión pública conozca de modo más preciso estas realidades, ya que si este problema no se abre paso en los debates políticos, si no se produce un cambio en la voluntad política de los diversos, Gobiernos, las medidas adoptadas a nivel internacional tendrán escasa eficacia. No son los mecanismos de la ONU los que frenan la lucha mundial contra el subdesarrollo. Existen ya fondos y organismos con ese fin. El verdadero freno reside en las políticas estatales que, salvo en escasos países, son incapaces de aplicar compromisos contraídos hace años sobre la ayuda a los países en vías de desarrollo. Cabe esperar que la presentación de este problema en contraste con el del desarme ayude a promover políticas menos inmovilistas.

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