Tribuna:

Integración comercial y financiera de Hungría

Obviamente, en este artículo no pretendemos abarcar la compleja problemática, que se deriva de la integración de la húngara en el mercado internacional -que desborda, incluso, el impacto que ese proceso pueda tener sobre la balanza de pagos-, pero sí situarnos en un debate que la implementación Gel nuevo mecanismo económico ha puesto de candente actualidad: el alcance y los efectos sobre el crecimiento económico de la progresiva apertura de Hungría hacia Occidente.Puede apreciarse, en primer lugar, la existencia de una mayor orientación hacia el exterior de la economía húngara; de modo ...

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Obviamente, en este artículo no pretendemos abarcar la compleja problemática, que se deriva de la integración de la húngara en el mercado internacional -que desborda, incluso, el impacto que ese proceso pueda tener sobre la balanza de pagos-, pero sí situarnos en un debate que la implementación Gel nuevo mecanismo económico ha puesto de candente actualidad: el alcance y los efectos sobre el crecimiento económico de la progresiva apertura de Hungría hacia Occidente.Puede apreciarse, en primer lugar, la existencia de una mayor orientación hacia el exterior de la economía húngara; de modo que el grado de apertura, cociente que relaciona el valor del comercio exterior y el producto material neto, ha pasado, entre 1970 y 1984 desde el 75,7% hasta el 100%.

Fernando Luengo Escalonilla es profesor del Departamento de Economía Internacional y Desarrollo

Universidad Complutense.

En cuanto a los intercambios comerciales con los países capitalistas desarrollados, la tendencia que ha prevalecido durante la década de los setenta y, en menor medida, también en la actual, ha sido a canalizar con esta zona una parte creciente del comercio exterior húngaro. Comparando 1970 y 1980, la proporción de las exportaciones vendidas a estos países aumentó desde el 27,3% hasta el 32,8%, siendo los porcentajes para las importaciones del 27,9% y del 38,4%, respectivamente.

Durante los últimos años se ha constatado la existencia de un cierto repliegue en torno al comercio realizado en el interior del CAME, que se intenta dinamizar ante las adversas condiciones internacionales.

Según la nueva concepción de la política de crecimiento puesta en marcha con la implementación del nuevo mecanismo económico, la entrada de la economía socialista húngara en un período de desarrollo intensivo convierte a la economía exterior en una fuerza dinámica del crecimiento..., en el caso de una economía muy sensible a las importaciones, sólo el desarrollo y la extensión de las relaciones económicas exteriores es capaz de suprimir los elementos que obstaculizan el crecimiento". De acuerdo con esta estrategia, el desarrollo de las importaciones, sobre todo las efectuadas en los países capitalistas desarrollados, constituían el principal factor de modernización del aparato productivo, debiendo contribuir también, en la medida en que introduce un elemento de competencia con la producción doméstica, a una mayor racionalización de los procesos productivos internos; el crecimiento de las exportaciones debería permitir financiar las compras en los mercados internacionales y confrontar la producción nacional con las mayores exigencias de estos mercados, estimulando los criterios de rentabilidad. La integración de Hungría en la economía internacional le permitiría, asimismo, participar de las ventajas de la división internacional del trabajo, orientando su aparato productivo en las líneas de especialización determinadas por su particular inserción.

La discusión de las anteriores premisas nos alejaría del objeto de este artículo. Resulta, sin embargo, conveniente señalar que, tras una primera etapa de aplicación del NME hasta 1973, donde el flujo de mercancías intercambiadas creció rápidamente, la potencialidad exportadora se fue debilitando progresivamente. La capacidad de absorción de los mercados regulados en divisas convertibles se ha visto seriamente limitada por la crisis económica internacional, han proliferado las barreras al libre desenvolvimiento en los intercambios de mercancías y se ha recrudecido la competencia; asimismo se ha puesto de manifiesto la existencia de una estructura productiva escasamente competitiva en los mercados internacionales y la débil capacidad de adaptación y ajuste a las nuevas condiciones.

La desviación de comercio hacia Occidente no ha sido sólo la consecuencia de una política deliberadamente orientada en esa dirección, sino también el resultado de las condiciones en las que se desenvuelve el comercio realizado en el seno del CAME.

Divisas convertibles

La continua disminución en el coeficiente de elasticidad de las importaciones (desde el 1,35 en el IV plan quinquenal hasta el 0,37 en el período 1980-1984) evidencia la existencia de importantes restricciones de oferta; esta evolución refleja las tensiones, existentes para garantizar el suministro de productos sobre los que tradicionalmente se habían estructurado los intercambios en el interior del CAME -sobre todo por parte de la Unión Soviética-, las dificultades para cubrir desde aquel organismo una demanda cada vez más compleja y diversa inducida por los programas de modernización y una cierta reorientación de las exportaciones de los países socialistas hacia las economías capitalistas con el objeto de obtener divisas convertibles con las que financiar la adquisición de importaciones.

Además no ha cesado de aumentar el contenido en importaciones procedentes del mundo occidental de las exportaciones destinadas al CAME; como ha señalado Kozma, "debido a la creciente demanda de otros países socialistas, estamos obligados -a usar cada vez más materias primas de elevada calidad, componentes, embalajes... para nuestros productos, procedentes de los países capitalistas (I).

Desde la perspectiva de la evolución de la relación internacional de precios en los intercambios realizados entre Hungría y las economías capitalistas avanzadas puede apreciarse un continuo deterioro para la economía húngara, lo que supone que para mantener el volumen de importaciones se hace preciso incrementar el fondo de mercancías exportables. Entre los elementos que explican este proceso cabe señalar: la estructura de los intercambios basada en la exportación de productos tradicionales contra la adquisición de importaciones modernas, la oferta de productos para la exportación subvencionados por el Estado para obtener divisas convertibles, la débil competitividad de los productos húngaros, la inflación internacional y el control de los mercados por las grandes empresas multinacionales.

El dispar crecimiento en valor de las exportaciones y de las importaciones realizadas con los países desarrollados ha ocasionado la aparición de un saldo negativo en la balanza comercial. En 1970 y 1978, el déficit en el comercio de mercancías se multiplicó por 16, siendo en este último año responsable de más del 80% del déficit global registrado en los intercambios internacionales. A partir de aquel año se articuló una política destinada a sanear la balanza de pagos; concretamente se trataba de "restaurar el equilibrio de la balanza comercial no a través de las limitaciones en las importaciones, sino incrementando las exportaciones en tal forma que, comprando tecnología, equipos, know-how y licencias, transformemos la estructura industrial de acuerdo con los requerimientos del mercado internacional (2).

Compromisos financieros

Efectivamente, se ha conseguido reequilibrar los pagos exteriores con los países capitalistas desarrollados, llegándose a obtener un saldo excedentario en 1984. Ello ha supuesto un importante logro, facilitado por la capacidad que el Estado tiene para controlar la marcha del proceso económico, que ha permitido superar las situaciones críticas de 1978 y de 1982; Hungría ha podido hacer frente a sus compromisos financieros, el crédito internacional de la reforma no se ha visto menoscabado por un eventual impago dé la deuda, apenas se ha deteriorado en este proceso el nivel de vida de la población y, finalmente, el margen de maniobra para acometer políticas económicas de signo más expansivo se ha ampliado. No se puede ignorar, sin embargo, que, básicamente, el saneamiento de la economía húngara se ha instrumentado a través de la deflación interna, conteniendo las importaciones a partir de los elementos que las desencadenaban. Se ha limitado la capacidad de absorción del mercado interno frenando sustancialmente el proceso inversor, comprometiendo así las posibilidades exportadoras futuras.

La brecha existente entre la demanda de importaciones y la capacidad exportadora implicó, sobre todo durante la década de los setenta, un desfase entre la evolución en la capacidad de absorción y las posibilidades de producción, que se financió acudiendo al crédito internacional, convirtiéndose la captación de ahorro externo en un factor plenamente incorporado a la estrategia de crecimiento económico. Así, entre 1970 y 1978, el volumen de la deuda internacional neta, en millones de dólares, se multiplicó casi por ocho, mientras que el ritmo de crecimiento de los ingresos por exportación fue mucho mas lento.

La política de austeridad aplicada desde ese año ha permitido, como antes se ha dicho, disminuir la presión del endeudamiento, pero no ha podido evitar que el peso sobre la economía por el pago de los intereses y por la devolución de los préstamos acumulados -en una situación caracterizada por el endurecimiento de los mercados financieros internacionales- haya mostrado, en la primera mitad de la presente década, una tendencia a acentuarse (a pesar de que el ingreso de Hungría en el FMI y en el BM ha permitido a este país reestructurar su deuda en condiciones más ventajosas).

Financiación exterior

En resumen, podemos señalar que en el período de aplicación de la reforma económica se ha producido una cierta desviación de comercio hacia Occidente, habiendo cobrado a la vez mayor relevancia el papel de la financiación exterior; en este proceso se han acumulado desequilibrios que han cristalizado en déficit sustanciales en la balanza comercial y en niveles de endeudamiento crecientes.

Todo ello ha sido el resultado de una diversidad de factores que han actuado simultáneamente: la política de modernización emprendida por las autoridades húngaras, la crisis de las relaciones en el interior del CAME, las características estructurales del funcionamiento de la economía húngara, la débil capacidad de adaptación a las nuevas condiciones impuestas por la crisis económica, la inserción desfavorable en el mercado capitalista internacional y el control de este mercado por las empresas multinacionales.

1. Kozma, F.: International division of labour and the development strategy of the Hungarian national economy. Acta Oeconomica. Vol. 13 (2), página 20. Academial Kiado. Budapest 1974.

2. Fekete, J.: Western credits for socialist countries. The New Hungarian Quarterly. Vol. XX, número 73, página 26. Lapkiadó Publising House. Budapest, 1979.

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