A través del objetivo de Cano

Francisco Cano, Curro Cano cuando quiso ser torero. Hoy es Cano el fotógrafo y estuvo allí en Linares. Desde la mañana."Sí, desde la mañana, acompañé a Camará a ver los toros y a la vuelta nos encontramos con Guillermo, el mozo de espadas, que era como un hermano para Manolete y Thimo, el ayudante, que era más desahogado. Thimo me recriminó el que unos días antes, en Toledo, le hubiese sacado una foto al maestro al lado de un perro que se había infiltrado en la plaza. Camará le reconoció el carácter periodístico de la misma y le quitó importancia ante mis disculpas".

"Aquel día Manolete...

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Francisco Cano, Curro Cano cuando quiso ser torero. Hoy es Cano el fotógrafo y estuvo allí en Linares. Desde la mañana."Sí, desde la mañana, acompañé a Camará a ver los toros y a la vuelta nos encontramos con Guillermo, el mozo de espadas, que era como un hermano para Manolete y Thimo, el ayudante, que era más desahogado. Thimo me recriminó el que unos días antes, en Toledo, le hubiese sacado una foto al maestro al lado de un perro que se había infiltrado en la plaza. Camará le reconoció el carácter periodístico de la misma y le quitó importancia ante mis disculpas".

"Aquel día Manolete estaba nervioso, preocupado quizá por algún problema familiar, quizá por sus dos hermanas algo ligerillas. Había comido dos huevos fritos sobre una maleta vieja y allí le dejé en la habitación. Después en la plaza mantenía los mismos nervios y su cara de disgusto traslucía que no estaba centrado".

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"Islero apretaba mucho para los medios y yo lo veía porque al torear al hilo de las tablas a Manelete se le caía el mechón de su pelo lacio hacia la frente al tener que perder un paso al muletazo antes de tiempo, sin el sosiego que daba vaciar la embestida en la suerte natural cuando el toro salía hacia los medios".

Me sorprendió, por tanto, que entrase a matar en la suerte contraria, dándole las tablas, y así el toro volvió ligeramente la cara buscando su querencia al tiempo que se oyó como el chasquido de haberse partido una tabla. Fue la mortal cornada".

"¡Ay!, ¡ay!, se quejó dos veces mientras le tapaban el gran chorro de sangre y la impresión me impidió hacer una foto de época. Thimo me dio la ropa al tiempo que lo colocaban en una cama (la de la izquierda de la enfermería) que se hundió -era de flejes viejos- y hubo que ponerle en la otra, en la de la derecha".

"Yo estuve allí porque iba como fotógrado de Luis Miguel Dominguín. Y Luis Miguel sabía que yo era de Manolete. Me 3,ustaba como aficionado y como fotógrafo. Para el fotógrafo era un caramelo; cualquier aprendiz le sacaría una foto extraordinaria. Su figura erguida, derecha, su cuerpo lánguido y suelto facilitaban la foto de impacto".

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