TRIBUNALES

Procesado un médico por la muerte de un niño cuando era operado de apendicitis y fimosis

Un juzgado de Barcelona ha procesado al médico anestesista Lluís Miquel Mercader por un delito de imprudencia temeraria con resultado de muerte por el fallecimiento del niño Luis Ramos Grajero, de cuatro años de edad. El niño fue intervenido el 20 de agosto de 1980 y falleció al cabo de dos días a consecuencia de un paro cardiaco que le sobrevino durante la intervención.

El niño fue internado en el hospital del Mar de Barcelona, de propiedad municipal, para que se le practicara una doble intervención: apendicitis y fimosis. Cuando el cirujano había concluido ya la operación de extirpar ...

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Un juzgado de Barcelona ha procesado al médico anestesista Lluís Miquel Mercader por un delito de imprudencia temeraria con resultado de muerte por el fallecimiento del niño Luis Ramos Grajero, de cuatro años de edad. El niño fue intervenido el 20 de agosto de 1980 y falleció al cabo de dos días a consecuencia de un paro cardiaco que le sobrevino durante la intervención.

El niño fue internado en el hospital del Mar de Barcelona, de propiedad municipal, para que se le practicara una doble intervención: apendicitis y fimosis. Cuando el cirujano había concluido ya la operación de extirpar el apéndice y se disponía a realizar la segunda intervención, se dio cuenta de que el niño no tenía el riego sanguíneo normal y dedujo que podía haber sufrido un paro cardiaco. En ese momento, el médicoanestesista, Lluís Miquel Mercader, no se encontraba presente en el quirófano y una asistente salió en su busca. Posteriormente, se comprobó que el niño había sufrido un paro cardiaco.Según las estimaciones realizadas y que constan en las actuaciones judiciales, se calcula en cinco minutos el tiempo que transcurrió desde que sobrevino el paro hasta que el personal del quirófano lo descubrió. El niño permaneció dos días sin recobrar el reconocimiento y falleció a consecuencia de los daños irreparables sufridos por el paro cardiaco. El paro no fue descubierto antes porque la intervención se realizó sin el equipo que suministra información sobre las constantes vitales y detecta cualquier anomalía en el ritmo cardiaco.

Los padres del niño se pusieron en contacto con la dirección del hospital y posteriormente con el Ayuntamiento de Barcelona, institución de la que depende el centro. Su reclamación estaba encaminada a exigir responsabilidades al centro por el mal funcionamiento de un servicio público y escogieron la vía de lo contencioso-administirativo.

Paralelamente, el centro abrió un expediente para averiguar si existieron irregularidades en la operación de Luis Ramos Grajero. En el procedimiento abierto en la Sala Segunda de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia de Barcelona, el centro hospitalario sostuvo que la intervención se realizó sin contar con los monitores que registran las constantes vitales porque estaban estropeados. El Ayuntamiento, como responsable subsidiario, negó la existencia de irregularidades.

Los demandantes, por su parte, alegaron que, en cualquier caso, se había producido un mal funcionamiento, ya que el centro no debió realizar la intervención sin contar con todo el instrumental necesario. Finalmente, el tribunal admitió el recurso planteado por los padres; del niño y en el fallo impuso al Ayuntamiento el pago de una indemnización de cinco millones de pesetas. La sentencia corroboraba el mal funcionamiento del centro.

Tanto de culpa

Los padres de Luis Ramos no ejercieron en ningún momento acciones penales por la muerte de su hijo. Sin embargo, el caso llegó a conocimiento del Juzgado de Instrución número 22 de Barcelona, que ahora ha procesado al doctor Lluís Miquel Mercader, porque el tribunal de lo contencioso dedujo tanto de culpa al juzgado de guardia en 1985.El fiscal del Juzgado número 22 solicitó el procesamiento por entender que la actuación del anestesista incurrió en un delito de imprudencia temeraria. De acuerdo con la acusación fiscal, la falta del monitor cuyo control corre a cargo del anestesista provocó que el paro cardiaco sufrido por el niño no fuera descubierto a tiempo.

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