Réplica a Nixon y Kissinger

Durante 20 años, la estrategia de una respuesta flexible de la OTAN se ha basado en tres elementos: unas fuertes fuerzas convencionales estacionadas en Europa, unas fuerzas nucleares equilibradas desplegadas en apoyo de las fuerzas aliadas del continente, y unos sistemas estratégicos estadounidenses como la última fuerza disuasoria. Actualmente esta doctrina está firmemente arraigada entre los aliados europeos, y estamos decididos a apoyarla.Aún si se llegara a un acuerdo sobre misiles nucleares de alcance intermedio, la OTAN seguiría detentando un poder disuasorio fuerte. Más de 4.000 armas n...

Durante 20 años, la estrategia de una respuesta flexible de la OTAN se ha basado en tres elementos: unas fuertes fuerzas convencionales estacionadas en Europa, unas fuerzas nucleares equilibradas desplegadas en apoyo de las fuerzas aliadas del continente, y unos sistemas estratégicos estadounidenses como la última fuerza disuasoria. Actualmente esta doctrina está firmemente arraigada entre los aliados europeos, y estamos decididos a apoyarla.Aún si se llegara a un acuerdo sobre misiles nucleares de alcance intermedio, la OTAN seguiría detentando un poder disuasorio fuerte. Más de 4.000 armas nucleares estadounidenses seguirían estacionadas en Europa, en aviones que podrían ejercer represalias en lo más profundo de la Unión Soviética, así como en misiles y artillería nuclear. La OTAN está planificando o llevando a cabo la modernización de varios de esos sistemas. Asimismo, el mando supremo de la OTAN sigue disponiendo de varios centenares de cabezas nucleares en submarinos. Así, aún después de eliminar los misiles intermedios, seguimos estando capacitados para disuadir un ataque soviético sin confiar exclusivamente en sistemas estratégicos. Quizá lo más importante sean los 40 años de objetivos compartidos en materia de defensa y de política, de una estructura de mando integrada, de tecnología y de preparación militar.

17 de mayo