Atrapar a la chica

Paul Newman declaró antes de la ceremonia de entrega de los Oscar que durante años la famosa estatua se le había presentado en su mente como una chica muy guapa a la que se persigue, y que, cuando por fin se alcanza, pasados los años y enterradas muchas perspectivas e ilusiones, ya no es lo mismo.En la pasada edición recibió un oscar honorífico y en ésta ha atrapado finalmente a la chica, a sus 62 años, tras haber sido propuesto en seis ocasiones anteriormente. Debe haber sido una de las más difíciles conquistas para un actor que sigue apareciendo en las encuestas femeninas como ...

Paul Newman declaró antes de la ceremonia de entrega de los Oscar que durante años la famosa estatua se le había presentado en su mente como una chica muy guapa a la que se persigue, y que, cuando por fin se alcanza, pasados los años y enterradas muchas perspectivas e ilusiones, ya no es lo mismo.En la pasada edición recibió un oscar honorífico y en ésta ha atrapado finalmente a la chica, a sus 62 años, tras haber sido propuesto en seis ocasiones anteriormente. Debe haber sido una de las más difíciles conquistas para un actor que sigue apareciendo en las encuestas femeninas como supremo ganador tras una simple pregunta: "¿Con quién le gustaría a usted tener un affaire"?

Él ha sido definido como "el actor que humedece los ojos de los hombres y hace temblar las piernas de las mujeres". Éstas le siguen asediando, quieren ver sus ojos azules. "Generalmente digo: 'Me quitaría las gafas, señora, pero si lo hago se me caeránlos pantalones". Y es que Paul Newman representa ese tipo de imagen incombustible, no sólo física, sino también interior. Sus fanáticas seguidoras exclaman: "En La gata sobre el tejado de zinc caliente no se puede mirar a la pantalla, de lo guapo que es". ¿A quién no le gustaría llegar a viejo con esas arrugas tan bien distribuidas que muestra en El color del dinero, filme por el que ha sido premiado?

Su imagen pública y profesional tampoco ofrece quebraduras. Ya es uno de los sabios de su trabajo, y respecto a la vida ha dicho que "es más fácil interpretar un papel que ser uno mismo". De todas formas, no se parece a Marlon Brando o Montgomery Cliff, dos de dos actores que siguieron caminos paralelos al suyo y que ocultaban, tras su admirable presencia física y actoral, existencias paralelas repletas de contrastes, hiperbólicas y quizá verdaderamente reales.

Paul Newman, menos Joanne Woodward, su mujer desde hace más de 25 años, es una de las mujeres más admiradas y a la vezodiadas de la Tierra. Vivir al lado de un sex-symbol voluble y temperamental debe ser complicado. Pero no tanto hacerlo al lado de alguien con la -cabeza bastante tranquila, liberal, comprometido con los derecho; civiles, amantede sus hijas, buen actor, buen director de cine, excelente cocinero e inventor de salsas aromáticas. La omnipresente Woodward, que hace ya muchos años que obtuvo un oscar, es la protagonista de una reputada película de su marido: El efecto de los rayos gamma sobre las margaritas. Posiblemente haya tenido que sufrir en ocasiones algunas de sus manías, que en todo caso no son especialmente relevantes ni molestas: una obsesión permanente por el deporte y por la higiene (tres o cuatro duchas diarias cuando rueda).

Filmes como El buscavidas, El Juez de la horca o Dos hombres y un destino marcan varias etapas de Paul Newman como actor. En el primero, dirigido por Robert Rossen, muchos especialistas dicen que realizó el mejor trabajo de su carrera. Por él fue propuesto en 1961 como mejor actor, por segunda vez. No lo consiguió entonces, y ha sido El color del dinero, continuación a manos de un director también muy sabio, Martin Scorsese, el filme que le ha hecho alcanzar un sueño envejecido. El hombre, con tranquilidad, no estuvo en la ceremonia de la entrega.