Crítica:'ROCK'

Espíritu de grupo

Si existe un grupo en España que practique el mimetismo a ultranza de épocas pasadas, un culto a la imagen de los sesenta, es Los Negativos. Su aspecto mezcla la estética norteamericana de aquellos años, instrumentos antiguos incluidos, con un ligero toque de los mods británicos. Cuando se inicia el concierto -que apenas completó los 60 minutos, acercándose en este aspecto también a los tres cuartos de hora que antaño duraban las actuaciones de los grupos- se aprieta el botón que pone en marcha un túnel del tiempo que nos lleva 20 años atrás, hacia el encuentro con posiciones y músicas ...

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Si existe un grupo en España que practique el mimetismo a ultranza de épocas pasadas, un culto a la imagen de los sesenta, es Los Negativos. Su aspecto mezcla la estética norteamericana de aquellos años, instrumentos antiguos incluidos, con un ligero toque de los mods británicos. Cuando se inicia el concierto -que apenas completó los 60 minutos, acercándose en este aspecto también a los tres cuartos de hora que antaño duraban las actuaciones de los grupos- se aprieta el botón que pone en marcha un túnel del tiempo que nos lleva 20 años atrás, hacia el encuentro con posiciones y músicas reivindicadas actualmente con fuerza.La sicodelia y el garaje son el punto de partida, y por el momento también el destino final, de Los Negativos. En directo poco tienen que ver con los sonidos limpios, de abundantes guitarras acústicas, utilizados en su primer disco, Piknik caleidoscópico.

Los Negativos

Carlos Estrada (voz y bajo), Alfredo Calonge (voz y guitarra), Roberto Grima (guitarra) y Valentín Morato (batería). Sala Astoria. Madrid, 28 de marzo.

Mucho más duros y enérgicos, con utilización de efectos actualmente en desuso como el wha-wha para la guitarra, han mejorado ostensiblemente desde su última actuación en Madrid, a lo que ha contribuido la inclusión en el grupo de un teclista que redondea y envuelve su sonido. Correctos instrumentistas, no parece importarles demasiado que se produzcan ligeros desajustes en las voces o el ritmo. Ante todo, existe un espíritu de grupo que proporciona credibilidad a su trabajo, aunque su futuro dependa tanto de su progresión en la línea elegida como de la posibilidad de desmarcarse de ella en un momento determinado y adentrarse en estéticas más personales. Materia prima, en forma de buenas canciones, no les falta.

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