Cartas al director

Deber de gobernar

Quisiera replicar a su editorial titulado Un nuevo aviso viene de Melilla publicado el pasado 9 de febrero. En primer lugar no resulta chusco que el delegado del Gobierno en dicha ciudad participe en las operaciones tendentes a restablecer el orden; es su responsabilidad y su deber. Por otro lado, toda la complejidad de Melilla consiste en no haberse aplicado desde hace muchos años (al menos 10) una ley de extranjería.Al hablarse de postura enquistada también debe englobarse la de algunos sectores de opinión empeñados en posturas idealistas, entre los que yo situaría su propio ed...

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Quisiera replicar a su editorial titulado Un nuevo aviso viene de Melilla publicado el pasado 9 de febrero. En primer lugar no resulta chusco que el delegado del Gobierno en dicha ciudad participe en las operaciones tendentes a restablecer el orden; es su responsabilidad y su deber. Por otro lado, toda la complejidad de Melilla consiste en no haberse aplicado desde hace muchos años (al menos 10) una ley de extranjería.Al hablarse de postura enquistada también debe englobarse la de algunos sectores de opinión empeñados en posturas idealistas, entre los que yo situaría su propio editorial.

Estos sucesos son y serán inevitables si no se actúa con la firmeza de posiciones que el Gobierno está empezando a utilizar, puesto que los agitadores únicamente contemplan la radicalización de la colectividad melillense y el desentendimiento consiguiente de la opinión pública peninsular. Fomentar la intranquilidad es impedir la conciencia de futuro en la población.

Si el Gobierno aceptase una negociación sobre Ceuta y Melilla con un Marruecos radicalmente ajeno a la realidad de ambas ciudades se sentarían las bases para un despoblamiento gradual (quizá acelerado) de sus habitantes, y en otro aspecto, para mantener la firmeza de una unidad española equivalente en todos los ángulos de nuestro territorio, y que dura ya 500 años, nos tendríamos que someter a toda una serie de chantajes y presiones sólo imaginables desde una óptica, la de los dictadores tercermundistas. De ahí es de donde viene el aviso: de Marruecos- Noé Villaverde.

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