Crítica:

Con buen rumbo

Quintín CabreraQuintín Cabrera, con Ignacio Vidrechea (flauta y saxo), Manolo Gómez (bajo), Fernando Sastre (batería) y

Cuco Pérez (acordeón y teclados). Sala Elígeme. Madrid, del 27 al 29 de enero.

Quintín Cabrera es un cantautor de origen uruguayo que ha desarrollado toda su obra musical en España, donde lleva viviendo 20 años. Tras unos años de silencio discográfico y pocas actuaciones personales, se presenta ofreciendo una música que sin dejar de ser la misma de siempre tiene los suficientes ingredientes novedosos como para dar un nuevo rumbo en su carrera. En todo ello t...

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Quintín CabreraQuintín Cabrera, con Ignacio Vidrechea (flauta y saxo), Manolo Gómez (bajo), Fernando Sastre (batería) y

Cuco Pérez (acordeón y teclados). Sala Elígeme. Madrid, del 27 al 29 de enero.

Quintín Cabrera es un cantautor de origen uruguayo que ha desarrollado toda su obra musical en España, donde lleva viviendo 20 años. Tras unos años de silencio discográfico y pocas actuaciones personales, se presenta ofreciendo una música que sin dejar de ser la misma de siempre tiene los suficientes ingredientes novedosos como para dar un nuevo rumbo en su carrera. En todo ello tienen mucho que ver los músicos que le acompañan, que dan a sus canciones el sonido más compacto y original que han tenido nunca.

Quintín Cabrera ha dominado las largas distancias, las que son propicias a la agitación o la sátira humorística, siempre ácida y acertada, aunque a veces algo deslavazada formalmente, pero había descuidado en exceso las distancias cortas, las que establecen ritmos de balada y contenidos más intimistas. En estos años de relativo silencio las ha descubierto, y es ahí donde se encuentra la parte más honda y apreciable de su producción.

Sus temas mantienen las constantes de siempre: el amor, la amistad, la memoria, la solidaridad o la libertad, pero sus canciones han decantado los restos de ritmos folclóricos que había en ellas confiriéndoles una dimensión distinta y acertada. Todavía parece como sí a su trabajo, tanto el compositivo como el de arreglos, le faltara una última vuelta en la sartén, y a veces salen a relucir pareados fáciles o ritmos simples que deslucen el buen trabajo general de este cantautor que sabe transmitir desde el escenario la ternura y el encanto que le son propios y que expresa sin subterfugios.

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